Tarde de banderines, banderazos y Paquito el chocolatero

La empresa de Simón Casas apostó por dar protagonismo a las peñas en la corrida de ayer, con Curro Díaz, Paco Ureña, y El Fandi en el cartel.

Muchos aficionados portaron banderines de España en la tarde de ayer en la Misericordia.
Muchos aficionados portaron banderines de España en la tarde de ayer en la Misericordia.
Aránzazu Navarro

Será por la presencia de peñistas o no, pero la entrada del día del Pilar creció en la plaza de toros de la Misericordia respecto a años anteriores. Con Curro Díaz, David Fandila ‘El Fandi’ y Paco Ureña en el cartel, la empresa llevó la charanga a un tendido. Y el experimento trajo a un puñado de aficionados y la división de opiniones. Mientras los del banderín de España regalado a la entrada bailoteaban al son de las melodías, los puristas silbaban la intervención de los músicos en el arrastre de los toros tanto por principios como por la imposibilidad de juzgar como es debido la pésima corrida presentada ayer por Antonio Bañuelos.

Los tres toreros padecieron el escaso juego de sus oponentes. Más, si cabe, un Curro Díaz que apenas pudo exhibir su concepto; la versión que encandiló a Zaragoza en la pasada Feria de San Jorge. Su primero se partió el pitón, y el sobrero de la Palmosilla no mejoró al resto. Con el segundo, rajado hasta la saciedad, le tocó perseguir la rehuida pelea. Casi tantos kilómetros como el Fandi en el espectáculo de banderillas. Por cierto, ayer muy moderado. No hubo aspavientos ni detención de sus oponentes. Sí se sucedieron los banderazos de siempre. Protestados por primera vez en mucho tiempo en este recinto.

El respetable se hartó de su vulgar muleta y le abroncó en el cuarto toro, que no tuvo mucha clase tampoco. En la línea de una tarde en la que únicamente Paco Ureña se salió de lo común. El murciano se llevó el lote, dos orejas y un varetazo tremendo en el vientre al darle muerte al sexto, recibido con la jota que danzaron Francisco Fuster y María José Ruiz. Escena clásica en la festividad de la Patrona. Como la pose tremendista y los lloros de Ureña.

La charanga de la Federación de Interpeñas le consoló interpretando ‘Paquito el chocolatero’ mientras paseaba su segundo trofeo, más justo que el anterior.

Rojigualdas al viento y variopintas coreografías. En su mayor parte, interpretadas por los nuevos inquilinos de la plaza. Todo sea por enaltecer la hispanidad y cubrir cemento. Hoy, con las figuras de por medio, viene el primer lleno.

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