José Antonio Lorente es uno de los arquitectos pioneros en destacar la importancia del aprovechamiento de las riberas del Ebro y, junto con Francisco Javier Monclús, artífice del plan de remodelación de las orillas del río. Para él, la peatonalización del puente "es algo natural que llegará solo". "Es un disparate meter por ahí un autobús. A veces da miedo verlo al cruzar el puente", añade.

Lorente cree que el monumento de piedra está diseñado para los viandantes y no para los coches: "En nuestro proyecto de adecuación de las riberas del Ebro proponíamos una plaza al otro lado de la basílica del Pilar, entre el río y el paseo de Echegaray, que presuponía la peatonalización del puente", asegura. Además, añade que la salida natural hacia la margen izquierda está bloqueada por el tráfico en sentido contrario, que ejerce de "barrera" para los peatones.

El arquitecto está convencido de que con la remodelación de las riberas se ha creado un "paseo para disfrutar alrededor del río". Algo que, añade, "sería mucho más agradable con un puente de Piedra peatonal que conectaría las dos orillas".