Nadal vuelve a sentirse campeón
El manacorense derrota con sufrimiento a Fognini en la final de Hamburgo (7-5, 7-5). El italiano se había convertido en su bestia negra esta temporada.
Nadal, al que el juego en tierra batida no beneficia tanto como en su juventud por sus problemas físicos, extendió sus puntos en la arcilla germana más de lo habitual. De hecho, el primer juego superó los 12 minutos de duración en una pelea psicológica con Fognini por dar el primer golpe en la mesa. El italiano, que conoce bien al español, empujó al balear a sacar primero algo que siempre rechaza para intentar empezar con una rotura y el duelo físico y mental se prorrogó cinco juegos porque eso fue lo que tardaron los contendientes en ganar con su saque fue Nadal, el 3-2.
Pero una vez derribado el muro, la pelea mental no se aplanó. Nadal, que no ha perdido efecto y potencia con su derecha, se movió más de lo que es habitual últimamente debido al juego de un rival que le había derrotado en los dos partidos que les han enfrentado en 2015 (semifinales de Río de Janeiro y en octavos del Godó). Ambos se repartieron momentos de iniciativa, pero el trabajo de hormiga del español terminó por lograr una sucesión de errores por parte de Fognini con rotura final para adelantarse en el partido (7-5).
No obstante, contra Fognini el duelo precisó más de la mente que de lo físico. Conocedor de sus fortalezas y debilidades, el gran estratega Nadal recurrió a su aura de incansable y movió al italiano por la pista para evitar que lanzara golpes ganadores. Cuando incomodó a Fognini logró su objetivo porque le impidió que consolidara la rotura (4-4) y que contemplara a posibilidad de algún punto sencillo.
Fognini, número 32 del ranquin ATP, exhibió la casta de los tenistas de tierra. De hecho, en su décima final de un torneo ATP, por momentos pareció un espejo diestro del estereotipo de Roland Garros. Esa es es precisamente la lección que debe espolear a Nadal. Contra un rival áspero y duro, exigente y resistente, el manacorense superó el viento en contra, las dudas de su cabeza y la presión de otras ocasiones. Incluso el fantasma de las lesiones.
Es una mejora evidente. En Hamburgo ha recuperado parte de la confianza de los mejores días y no ha sido uno más que sumar a los 67 torneos ganados en su carrera.