Buscan a un francés arrastrado por la crecida del río Yaga en el Pirineo

Las fuertes tormentas y el granizo de ayer provocaron daños en localidades como Alagón, Pina de Ebro o El Burgo. Municipios como Grañén, Torralba de Aragón, Tierga o Valfonda temen haber perdido casi todos los cultivos.

Piedras del tamaño de un huevo. Así de grandes fueron las bolas de granizo que cayeron en varios puntos de la Comunidad.Las de la imagen, en Alagón.
Piedras del tamaño de un huevo. Así de grandes fueron las bolas de granizo que cayeron en varios puntos de la Comunidad.Las de la imagen, en Alagón.
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Un montañero francés desapareció ayer al ser arrastrado por la corriente del río Yaga en el Pirineo, cuando descendía el tramo de Miraval, en el término sobrarbense de Tella-Sin, con un compañero que resultó ileso. Ambos se percataron de la crecida de este afluente del Cinca y se detuvieron en una piedra a la espera de que bajara el nivel del agua, pero aún subió más y se llevó por delante a uno de ellos. A última hora de ayer, seguía desaparecido.


La Guardia Civil recibió el aviso a las 15.30 del compañero que resultó ileso, también de origen francés. El Greim de Boltaña inició la búsqueda, que tuvo que suspenderse a las 20.00 por el excesivo caudal que bajaba por este cauce, en el que ha habido varios accidentes por crecidas. Hoy, se retomarán las tareas para localizar al montañero.


Además, durante toda la tarde de ayer las tormentas que azotaron Aragón dejaron cuantiosos daños en muchos municipios de la Comunidad. El granizo fue el principal problema en localidades como Pina de Ebro o Alagón.


En esta última, el punto más afectado fue la Ciudad Residencial Sonsoles-Atades, en las inmediaciones del pueblo. En este centro, en el cual trabajan más de 80 personas por turno para atender a los 269 internos, recibió lo peor de la tormenta a su paso por el municipio. El pedrisco dañó más de una docena de coches de los trabajadores del centro, agujereó los tejados de las naves donde almacenaban las provisiones, inundó el camino de acceso y derribó árboles. En la población por su parte se registraron inundaciones en garajes y bajos, además de ramas caídas por las calles.


Por su parte, en Pina de Ebro el fuerte temporal, acompañado de granizo, derribó varias líneas de alta tensión –si bien se recolocaron rápidamente y no hubo cortes de electricidad–, destrozó el techo de varios vehículos y provocó goteras en numerosos edificios como el centro de día, que tuvo que cerrar. En El Burgo de Ebro sí sufrieron cortes de luz, una situación recurrente cada vez que hay tormenta, según su alcalde, Miguel Ángel Girón.


Por otro lado, en Quinto los vecinos soportaron el embate del viento. Una docena de árboles derribados en las piscinas municipales, las tapias del campo de fútbol caídas e incluso un tejado de chapa de un almacén que salió volando y cayó en una plaza. Aranda de Moncayo también sufrió daños menores. Pero el granizó se cebó ayer especialmente con las explotaciones agrícolas de alrededor de media docena de poblaciones situadas al norte de Los Monegros. La piedra, del tamaño de un huevo de codorniz, causó graves afecciones sobre los campos de maíz y alfalfa de los términos municipales de Grañén, Torralba de Aragón, Valfonda de Santa Ana, Torres de Barbués, Almuniente o Senés de Alcubierre.


En Pina de Ebro, la alcaldesa se plantea pedir ayudas porque frutales, olivos y maíz quedaron destrozados. Los campos de maíz de El Burgo de Ebro se inundaron completamente, y en Tierga las plantaciones de almendros se han perdido.

Problemas en la AP-2 y la N-II

También hubo numerosas afecciones en el tráfico de las vías zaragozanas por las intensas precipitaciones. En tres puntos distintos de la N-II las inundaciones provocaron retenciones. Además, en la AP-2 a la altura de Pina de Ebro, se vieron obligados a sacar las quitanieves para despejar el granizo de la carretera; la circulación se vio aún más entorpecida por la caída del sistema informático en el peaje de Pina, por lo que los pagos se realizaron a mano y aumentaron el atasco.


Todo ello provocó que hubiera numerosos golpes de chapa en ambas carreteras, si bien por suerte no hubo que lamentar heridos. El accidente más aparatoso tuvo lugar en el kilómetro 311 de la A-23, donde un camión volcó al llover de forma copiosa, por lo que se cortó temporalmente un carril de la calzada. Además, un furgón sufrió una salida de vía en la Ronda Norte.

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