Algo se me ha pegado, pero para bien, porque nuestro cavernícola no es el que tiene la gente en su imaginación. Es bastante más sensible y conectado con su pareja.

Los tópicos son caldo de cultivo para hacer humor sobre las parejas, ¿a qué atribuye el éxito más de dos décadas después?

Muchos de los tópicos que hoy en día se manejan sobre el tema de las parejas fueron creados por Becker. Los tópicos lo son porque funcionan hablando de generalidades, luego está la estrategia de cada uno.

¿Cuál es el viraje que dio al texto original para tunearlo al gusto español?

Hice una primera adaptación sobre 2002 y una segunda en 2009. Además, está viva, digamos que es ambulante, porque día a día voy cambiando cosillas y lo voy actualizando. Yo le di un viraje hacia el feminismo, le he puesto más conciencia, cargo más las tintas a la hora de concienciar al sexo masculino. Lo he llevado hacia el terreno de la defensa de la mujer, más de lo que estaba en el original.

¿Cuesta mantener la frescura después de tantas funciones?

Me cuesta a priori, antes de salir al escenario. Tengo una especie de pesadumbre en la que pienso que tengo que volver a salir. Pero una vez que estoy encima del escenario, veo al público delante, recibo su respuesta y me activo enseguida. En el 99,9% de las actuaciones que he hecho hasta ahora me lo he pasado pipa.

¿Queda lugar para improvisar?

Siempre hay pie para la improvisación. De hecho, muchas de las modificaciones las introduzco a base de improvisaciones, cosas que utilizo un día y, si funcionan, las termino incorporando.

¿Hasta cuándo tendremos cavernícola?

Hasta que me echen del escenario, pero de momento goza de bastante buena salud y lo voy a mantener mientras el público siga viendo. En septiembre estamos otra vez en Madrid, haciendo la séptima temporada en el Teatro Fígaro.

¿Hay que hacer reír para llenar una sala de teatro?

En la sociedad en la que vivimos ahora mismo, la risa es la herramienta fundamental para poder contar historias más serias. El público quiere que le cuenten cosas serias, aunque le gusta que el vehícula sea el humor ... y allí andamos.