Último intento de Losilla para anular la autoinculpación que hizo del asesinato de su mujer
Su letrado pidió ante el TSJAque se elimine también el test del P300 y las escuchas telefónicas.
El acusado contó ese día de octubre de 2012 que cuando el 2 de abril anterior regresó a casa sobre las 17.00 discutió con su mujer porque esta le dijo que quería ver sus joyas y, durante el forcejeo que mantuvieron, ella se golpeó con la manilla de una puerta, cayó al suelo y empezó a sangrar por la nariz y una oreja. Contó que la dejó allí tirada y se fue a cenar a un restaurante de La Almunia. Cuando regresó esperó a que coagulara la sangre, puso una sábana y un plástico sobre una mesa y comenzó a diseccionarla. Después, hizo "paquetes pequeños" para "no levantar sospechas" y los esparció en un tramo entre La Almunia y Zaragoza que nunca han sido encontrados.
Su abogado alegó ante el tribunal que su cliente hizo esa manifestación sin presencia letrada y sin que le fueran leídos sus derechos, lo que, a su juicio, la invalida puesto que no se garantizó su defensa. Notivoli admitió que en una diligencia de entrada y registro no es preceptiva la presencia del abogado, pero "sí" debería haberlo sido cuando el sospechoso empezó a declarar. En ese momento, señaló, debería haber sido avisado su letrado. "Pero no me llamaron hasta 20 segundos después de que terminara de hablar", expuso.
Añadió que esa declaración no fue después ratificada ante el juez, por lo que debe ser anulada para evitar que el tribunal popular que juzgue a Losilla la escuche. En su opinión, salvo esas declaraciones no hay "ningún indicio" contra su cliente.
Con respecto al conocido como test de la verdad, Notivoli apeló al derecho de un imputado a no declarar contra sí mismo y a guardar silencio y recordó que su cliente accedió a hacérsela porque se lo "ordenó" el juez. "¿Qué derecho hay entonces a hurgar directamente en su cerebro si no quiere hablar?", preguntó.