Danza al resguardo del bochorno

Trayectos vivió ayer su jornada central, con seis actuaciones de danza contemporánea en tres escenarios zaragozanos en los que se había buscado la sombra. El fuerte calor de la tarde no logró desanimar al público.

Danza al resguardo del bochorno
Danza al resguardo del bochorno

Laura Morales y David Novoa se conocieron hace unos años y enseguida descubrieron que tenían una manera muy parecida de entender y sentir la danza: una manera muy física, muy táctil. "Decidimos indagar y hablar de los cuerpos, del querer y no poder, de los choques y desavenencias", aseguraba ayer Laura Morales. Y así nació ‘Golpes de nada’, un espectáculo de danza contemporánea que presentaron el año pasado en Sevilla y que está triunfando en toda España. ‘Golpes de nada’ tiene mucho de arrebato, de poesía y de danza tribal. "Simplemente hemos desarrollado con nuestro cuerpo –añadía David Novoa–, la idea natural de dos seres que se encuentran y que se conocen". Y que se aman y no se someten, y que se golpean pero no se dañan.


Con ‘Golpes de nada’ se iniciaba ayer en la plaza de san Roque, junto a La Mantería, la segunda jornada de Trayectos, festival internacional de danza contemporánea que se desarrolla en la calle y que cumple 12 años de cita ininterrumpida con sus fieles. Ayer intervinieron, además, Dos en Paralaje, Nexus, Begoña Quiñones & Mar Rodríguez, Guy Nader y María Campos, y Lasala. El Centro de Historias y la plaza de San Bruno se llenaron de la mejor danza contemporánea. Un total de 16 compañías, tanto nacionales como internacionales –cuatro de ellas son aragonesas–, participan este año en Trayectos, que sigue siendo lo que fue: un festival transgresor pero urbano y participativo. "Hay que seguir ‘ocupando’ la ciudad, pelear para que siga siendo un contenedor artístico –aseguraba ayer la coordinadora del festival, Natividad Buil–. Cada año logramos mejorar en algo. Creemos que los grandes proyectos se hacen con pequeñas cosas".


Trayectos pertenece a la Red A Cielo Abierto, en la que se integran una decena de festivales españoles, y ese trabajo en red favorece tanto a los creadores como a los propios festivales. Recientemente ha sido distinguido con el sello EFFE, una calificación creada por la Asociación Europea de Festivales para valorar aquellas propuestas "comprometidas con el arte y los valores europeos".


"Este es un festival de acceso público, pero no gratuito, porque las compañías cobran –aseguraba Natividad Buil–. Así que la crisis la hemos notado, por supuesto, pero hemos peleado mucho y trabajado para lograr apoyos. En 2004, cuando empezamos, se hablaba poco de danza contemporánea en España. Queríamos vincularla a los zaragozanos, la sacamos de los teatros y la hicimos más cercana. Y nos hemos encontrado con una gran respuesta del público. Hay gente que viene a la cita desde el primer año".

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