El pedrisco apuntilla 5.000 hectáreas de cereal del Jiloca castigado por la sequía

Los sindicatos agrarios advierten de que si continúa la adversa climatología, muchos agricultores abandonarán el campo. Asaja pide una reunión con la DGA para buscar solución.

El pedrisco apuntilla 5.000 hectáreas de cereal del Jiloca castigado por la sequía
El pedrisco apuntilla 5.000 hectáreas de cereal del Jiloca castigado por la sequía

La tormenta de granizo que el pasado sábado descargó sobre la comarca del Jiloca acabó de destrozar la cosecha de cereal de al menos 5.000 hectáreas que ya venían sufriendo una de las peores sequías de los últimos años. A la falta de agua durante esta primavera y a la ola de calor que abrasó las espigas a mediados del pasado mes de mayo, se sumó este fin de semana una granizada que tiñó el cielo de negro y dejó caer piedras como pelotas de pimpón en algunos puntos que machacaron los maltrechos sembrados.


Así lo relató ayer uno de los agricultores afectados, Lorenzo Fidalgo, de Calamocha, quien explicó que la tormenta ha sido la puntilla para sus campos de cebada y de maíz. "Ha sido un año terrible, horroroso; después de meses sin llover, nos llega una granizada inesperada que en cinco minutos acaba con todo el fruto de nuestro esfuerzo", lamentó. Como él, muchos otros profesionales del campo iban a empezar a cosechar el cereal en pocos días, pero ahora se han quedado sin espigas que recoger.


"Esto es muy duro para gente joven como yo. Si no fuera porque combino el campo con una explotación ganadera, sería imposible sobrevivir", manifestó Lorenzo Fidalgo. La tormenta, según testimonios de los agricultores de la comarca del Jiloca, pulverizó los sembrados en una franja de entre 500 a 700 metros de anchura desde Luco de Jiloca hasta Monreal del Campo.


El secretario del sindicato agrario Asaja en Teruel, José Manuel Cebollada, explicó que, si bien las tormentas son "muy caprichosas" y en algunos puntos no llegó a haber granizo, "donde ha caído piedra ha hecho mucho daño en un cereal bastante tocado ya por la sequía y el calor". Y es que las altas temperaturas que se registraron repentinamente los días 13 y 14 del pasado mes de mayo –en el Jiloca llegaron a alcanzarse 38,5 grados– hicieron que en apenas una semana, el trigo y la cebada "se espigaran, echaran el grano y se pusieran amarillos". Este crecimiento acelerado impidió que el fruto tuviera peso, al carecer de una buena maduración.


Por su parte, el secretario del sindicato UAGA en Calamocha, José Tomás Conejos, destacó que la tormenta apedreó "por zonas" y mostró su confianza en que el cereal se pueda recuperar al menos en las áreas más altas y frescas de la comarca del Jiloca, como los términos municipales de Fonfría y Salcedillo, donde las espigas aún están creciendo.

El agua llega tarde

Conejos agregó que el agua "llega tarde" y no corrige la situación de sequía y cosechas dañadas que había. "Queríamos agua, pero no de estas formas", dijo el sindicalista, quien anunció que en los próximos días se hará una valoración de los daños causados por el pedrisco.


José Manuel Cebollada puso de relieve que, además del Jiloca, otras comarcas de la provincia de Teruel han llegado a una "situación límite", principalmente por la falta de agua, y se refirió al Altiplano turolense, con municipios como Argente y Camañas, y a la Serranía de Albarracín. "La sequía de este año, una de las peores de la historia en la provincia de Teruel, se suma a la de 2014, también muy grave", afirmó el responsable de Asaja. "En algunas zonas, esto significa siniestro total", agregó.


De hecho, Asaja advirtió ayer de que la adversa climatología que está sufriendo la provincia y que en el sector de la agricultura afecta a un total de 320.000 hectáreas de cereal, puede provocar un abandono masivo del campo, especialmente por parte de la gente joven.

Reparto de ayudas europeas

A juicio de José Manuel Cebollada, se hace necesario más que nunca un reparto equilibrado de las ayudas europeas de la PAC "para que, al menos, no resulten tan graves los efectos de la sequía y las tormentas". "El campo está en alerta roja. O se toman medidas o en tres años en Teruel va a haber una estampida de agricultores", afirmó el secretario de Asaja.


A la sequía y los efectos de las tormentas hay que añadir los bajos precios del cereal en el mercado y, por contra, los elevados costes del combustible y las herramientas necesarias para trabajar en el campo.


Asaja tiene previsto solicitar una entrevista con la Consejería de Agricultura de la DGA para plantear la problemática existente en el campo, si bien esperará a que esté formado el nuevo gobierno autonómico.