"El partido clave será el de La Romareda"

Portero del Real zaragoza. El internacional marroquí, de 24 años, explica sus sensaciones en la recta final de una temporada en la que ha dado el salto al fútbol profesional. Es optimista ante la final frente a Las Palmas.

Bono posa para HERALDO en una de las porterías del campo de entrenamientos de la Ciudad Deportiva, ayer tras la sesión de trabajo matinal.
Bono posa para HERALDO en una de las porterías del campo de entrenamientos de la Ciudad Deportiva, ayer tras la sesión de trabajo matinal.
aránzazu navarro

¿Había vivido alguna remontada como la del Real Zaragoza en Gerona a lo largo de su carrera?

No. Nunca he vivido ni he visto algo así. Hicimos algo excepcional. Voy a tener un recuerdo muy bonito, para siempre, de este partido. Es algo que venimos hablando todos los jugadores desde que salimos del campo de Gerona.


¿Cómo se vive un partido tan extraordinario desde atrás del todo, desde la soledad de la portería?

Un portero nunca deja de pensar en su trabajo específico, que es defender la portería de los ataques rivales. Da igual cómo vaya el marcador. No somos como los demás jugadores.


Es cierto. Nunca están en las celebraciones de los goles, parecen ajenos a momentos estelares de los partidos. Una rara avis.

Sí. Claro. La actitud de un portero no debe cambiar a lo largo del partido. Suceda lo que suceda. Y le digo más. En días como el de Gerona, según vas marcando los goles, aumenta tu responsabilidad. Por ejemplo, cuando logramos el 0-3, yo pensé que todo lo que me llegara a partir de ese momento era crucial para lograr el triunfo en la eliminatoria. Somos unos especialistas, distintos en todo a los otros jugadores. Nuestra concentración ha de ser por lo tanto también diferente, constante, pase lo que pase en el juego o el tanteador.


Este razonamiento suyo hace entender su imagen impertérrita, con cuajo y sobriedad durante todo el partido. Nunca da muestras de alteración anímica. Es frío.

Soy tranquilo, pero a veces te pasan cosas que tú no esperas. Y la cabeza reacciona en función de esas circunstancias inesperadas. Por eso, en ocasiones, hasta los grandes porteros cometen graves errores. Y uno se pregunta: ¿por qué hizo eso? No somos máquinas.


¿Cómo reaccionó ante cada gol que fue marcando el Zaragoza en Montilivi? Ese es un detalle que nunca sale en las imágenes.

Yo me alegro por dentro. Cuando mi equipo marca, me pongo siempre muy contento. Pero no hago gestos exagerados. Sé que hay porteros que sí los hacen. Yo no. Últimamente, solo recuerdo haber apretado los puños en el tercer gol que marcamos en Valladolid. Era muy importante.


¿Y en los de Gerona no?

No. Era tanta la responsabilidad... Sabía que el campo del Girona es muy difícil y que, en cualquier momento, ellos te ponen en serios problemas. Bueno... quizá en el cuarto gol, el de Fernández, sí que exterioricé con un grito la alegría, pero en mi soledad en el área.


Empezó el partido con un buen despeje de puños. Siguió con una parada difícil a disparo de Aday... cuando se hacen bien las dos primeras acciones, ¿un portero se crece y gana confianza?

En este nivel profesional nunca te puedes confiar. Lo mismo haces bien tres o cuatro paradas y luego surge un error. Cada acción está cargada de peligro, de veneno. Y hay que estar siempre con los cinco sentidos. Y también dependes de elementos externos a tu acierto. Recuerdo que Cabrera se anticipó muy bien a un rival que me llegaba solo. O que el árbitro anuló un gol al Girona por fuera de juego. Eso también cuenta. Unos días sales reforzado, otros perjudicado por esas cosas que tú no controlas bajo los palos.


El partido de Girona cumplió perfectamente con el guión que el Zaragoza necesitaba para obrar el milagro de la remontada.

Desde muy pronto yo fui viendo que era un día especial. Todo nos iba saliendo bien, tanto en defensa como en ataque. Las decisiones arbitrales eran acertadas...


Usted no pudo jugar la ida porque Marruecos no quiso liberarle de ir a jugar un partido contra Libia en Agadir. Se le vio salir del vestuario de Leganés dolido por ello.

Así fue. Es la primera vez en mi vida que voy con la selección con una sensación triste. Siempre, cuando te vas con tu país, viajas feliz. Esta vez no me salía. Me fui tocado moralmente porque dejaba a los compañeros ante un partido crucial para el ascenso, que era vital para el club. En la caseta del Zaragoza somos una familia y hemos peleado juntos todo el año. Me quería quedar aquí, pero no pudimos hacer nada.


Y, para colmo, Ezaki Badou, el seleccionador marroquí, no lo utilizó y puso de titular a Munir, el portero del Numancia.

Sí. Ya ve cómo son las cosas. Fue su decisión. El otro portero había jugado de titular en el anterior compromiso ante Uruguay porque yo estaba lesionado. Hizo un partido correcto y el seleccionador dijo que, como lo había hecho bien, tenía que jugar él. Yo no soy polémico y lo acepto.


¿Vio el partido de La Romareda ante el Girona desde Marruecos?

En directo, solo los últimos 20 minutos porque, antes, coincidía con un entrenamiento de la selección. Lo vi en el móvil. Cuando observé que perdíamos 0-3 dije: "Madre mía, qué ha pasado". Después hablé con Vallejo y con otros compañeros y me contaron los detalles.


Lo que le pasó a Whalley fue una tragedia. Son los gajes de los porteros, cuyos errores son letales.

Whalley hizo buenas paradas. Pero errores así te anulan todo lo bueno. Les pasa a los más grandes. Este partido no significa que no sea un buen portero. Es un accidente del que nadie está libre. Quien entiende la labor de los porteros sabe que no hay que dramatizar.


Esta final por el ascenso ante Las Palmas va a ser el doble partido más importante de su carrera.

Bueno... yo siempre cuento que debuté con 20 años en mi club marroquí, el Wydad Casablanca, en la final de la Champions de África en Túnez ante el Esperance. El titular se lesionó y tuve que salir siendo un crío. Así que no me suenan raros partidos tan importantes.


¿Se puede superar a Las Palmas?

Seguro que sí. En la liga ellos han sido mejores. Pero ahora, en partidos a vida o muerte, hemos demostrado que nosotros somos buenos, muy buenos. Creo que el partido clave será el de mañana en La Romareda.


En Las Palmas se produjo precisamente su debut como zaragocista. Y no fue un buen día. Encajó cinco goles. Eso necesita una revancha.

Ya lo he pensado. Pero yo no creo en revanchas. No puedo estar toda mi carrera guardándome cuentas pendientes. Fue una mañana mala del equipo y ya está. Esta vez todo será distinto. Seguro.


Le costó entrar en el equipo cuatro meses. Pero ahora es el titular. ¿Está satisfecho de su cesión?

Claro que sí. La temporada ha sido bonita en unas circunstancias difíciles en el club. Los tres porteros competimos desde la amistad.


¿Hay opciones de que siga aquí el año que viene?

Eso lo veremos cuando todo acabe, pero yo estoy muy feliz aquí.

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