El hotel San Miguel cierra para reconvertirse en un bloque de pisos de lujo de alquiler

Cambia de propiedad tras varios intentos por reflotar el negocio. La reforma se alargará dos años y rondará el medio millón de euros.

El hotel San Miguel ha cerrado definitivamente sus puertas al público tras varios intentos por reflotar el negocio en los últimos cinco años. Sus dueños han acabado por tirar la toalla y han optado por vender el edificio a un pequeño constructor de Zaragoza, Alberto Calvo, que pretende reconvertirlo en un bloque de pisos de lujo dedicado al alquiler. Si se cumplen las previsiones, su reforma comenzará después del verano y se alargará hasta finales del año que viene.

El promotor ya dispone del proyecto urbanístico para transformar el edificio, que tiene una superficie de 1.800 metros cuadrados. Las 42 habitaciones del hotel albergarán ahora 12 viviendas, la mitad de las cuales tendrán dos habitaciones y otras tantas, tres.


El constructor explicó a este diario que la fachada se recubrirá con paneles de madera y se rehará el zaguán. "Los acabados serán de lujo, con bañeras de hidromasaje y encimeras de silestone en las cocinas", explicó.

La entrada al antiguo hotel se ha tapiado y se ha sacado la caja de fusibles, una exigencia de Endesa para dar luz mientras se desarrollan las obras, que empezarán en septiembre, una vez se haya obtenido la preceptiva licencia municipal.


Alberto Calvo manifestó que la inversión rondará el medio millón de euros. La estructura del edificio se mantendrá inalterable, lo que condiciona el proyecto de reforma: habrá dos apartamentos de 60 y 80 metros cuadrados en cada una de las seis plantas. En la azotea se ha previsto acondicionar un solarium para uso de los inquilinos.


El promotor calculó que los precios mensuales del alquiler rondarán los 550 euros para los pisos de dos dormitorios y los 650 euros los de tres dormitorios. En ambos casos, se incluyen los gastos de comunidad y del servicio de videovigilancia con el que contará la finca.


Este no es el único proyecto de alquiler de pisos que promueve este constructor a través de su sociedad, Almadi Corona de Aragón, en la ciudad. Para finales de año abrirá otro pequeño edificio en el Tubo, en la calle de los Mártires, que ha reformado y que también pretende dedicar al mercado del alquiler. "Hay demanda en la ciudad, sobre todo si las viviendas están en condiciones. Cuando un cliente ve un piso reformado, lo reserva a la primera visita", añadió.


Esta demanda no es la misma en el caso de las plazas hoteleras, cuya oferta se multiplicó con motivo de la Expo 2008 y ha sufrido después los rigores de la crisis. Dos hoteles han cerrado sus puertas para convertirse en pisos –lo hizo el París (en la calle de Pedro María Ric) y ahora el San Miguel–, otros dos se clausuraron sin tener un futuro fijado a corto plazo para sus inmuebles –el Conquistador (Hernán Cortés) y el San Valero (Manifestación)–, mientras otros dos están a la espera de logra una nueva empresa que los abra y los gestione –el hotel de la estación de Delicias y el del World Trace Center–.