Camino de la remontada

El CAI Teruel tratará hoy (18.00) de conseguir el primer punto de los tres que necesita para reconquistar la Liga frente al Unicaja Almería. Los Planos debe ser decisivo.

Juan Carlos Barcala celebra con rabia un punto en la final de la pasada Copa del Rey contra el Almería.
Juan Carlos Barcala celebra con rabia un punto en la final de la pasada Copa del Rey contra el Almería.
Jorge Escudero

"¡Vamos Teruel, hasta el final!". Es el grito de guerra de una hinchada que este fin de semana tiene que ser más naranja que nunca. Un grito que debe hacer temblar un pabellón, Los Planos, el Teatro de los Sueños de una ciudad apasionada con el voleibol. El CAI Teruel es el equipo de sus amores, el que le ha regalado 13 preciados trofeos desde que se instaló en la élite nacional en 2006; el que ha colocado a la ciudad mudéjar en el Olimpo de voleibol europeo. Un CAI que persigue este curso engrandecer aún más su nombre y el de su hinchada con un histórico triplete (Supercopa, Copa del Rey y Superliga).


"¡Vamos Teruel, hasta el final!", reclama la escuadra que gestiona Carlos Carreño, un grito desesperado para voltear hoy y mañana (18.00) una dramática eliminatoria por conquistar la sexta liga que añadir a su palmarés. Pero que llega a la ciudad con un saldo de dos partidos ganados por parte de su eterno rival de finales, el Unicaja Almería. "¡Vamos Teruel, hasta el final! Ahora más que nunca necesitamos el apoyo de nuestra afición", solicita el presidente de la entidad, Carlos Ranera.


El CAI Teruel está obligado a recuperar su mejor estilo para tumbar por dos veces a un Unicaja crecido en su ego. Dos victorias para forzar el quinto partido, el decisivo, que se jugaría en Almería el próximo jueves, día 7. Un quinto duelo crucial que definiría el nombre del campeón, como ocurrió el curso pasado y culminó con una inmensa sonrisa de felicidad para la marea naranja. El CAI apela al aliento del público, como hace un año, cuando casi 4.000 almas reventaron Los Planos. "Las gradas tienen que ser un punto de apoyo para el CAI y una presión extra para el rival. Necesitamos sentirnos arropados, que venga la afición más que nunca. Nos tiene que echar una mano", demanda Carlos Carreño. El técnico sabe que el factor cancha es vital para iniciar desde esta tarde la remontada. Pero, además de contar con ese jugador extra que es el público, Carreño tiene que exprimir su mejor juego, el que le ha permitido levantar esta temporada dos trofeos y ante el mismo adversario.


El CAI Teruel sucumbió el pasado fin de semana en la capital andaluza fruto de sus errores. Golpeado por un saque demoledor del Unicaja, que sonrojó uno de los puntos claves del dibujo táctico del CAI: la recepción. A partir de ahí, el vuelo del balón no llegó limpio al cerebro del conjunto aragonés, Víctor Viciana, que, lejos de la red, no pudo conectar de forma limpia con los encargados de resolver los puntos. Ofensivamente, el CAI estuvo lejos de su oponente, un Unicaja que se encontró con la mejor versión de su opuesto, el austriaco Thomas Zass. Y el regalo sorpresa que llegó a Almería en forma de fichaje para este ‘play off’, el punta brasileño Sergio Luis Félix, terminó de descolocar a un CAI Teruel herido en su moral. "Tenemos que jugar con continuidad en las acciones. En los dos primeros partidos, nos ha costado completar las jugadas. En los finales de set tuvimos demasiados fallos que nos condenaron", admite el entrenador.


Durante esta semana, Carreño ha tratado de recuperar el ánimo y la concentración de un grupo que se conjura para la trascendental cita de esta tarde. "No hay nada que nos haga pensar que no se pueda dar la vuelta al marcador. El equipo tiene confianza en hacerlo bien, y Almería no jugará tan suelto en Teruel, mientras que los jugadores del CAI estarán arropados. No hay nadie en el equipo que no crea en la remontada", asevera el preparador andaluz, que apunta a las claves para revertir el resultado: "No tenemos que jugar por encima de nuestras posibilidades, basta con jugar al voleibol como lo hemos hecho durante la temporada".


Al otro lado de la cancha le espera un eufórico Unicaja Almería, que ve más cerca acariciar su décima Superliga, una guinda al pastel de los festejos por el 25 aniversario del club en la élite. El conjunto que dirige Piero Molducci depende de sí mismo para marcar la diferencia. "Pienso que jugar fuera o en casa no cambia muchísimo. Si nosotros tenemos un buen saque, automáticamente tenemos un buen bloqueo y defensa. Y esto es lo más importante. Ahí, ya uno tiene la suerte del campeón", resume el preparador italiano.