ElCamp Nou se rinde a Xavi
El capitán azulgrana se despidió de su casa durante las últimas 17 temporadas alzando el título liguero.
La afición lo aclamó antes, durante y tras el partido frente alDeportivo.
Parte de su energía, sin embargo, la reservaron para despedir a Xavi, el jugador que más partidos oficiales ha disputado con el Barcelona, que afrontó su último partido liguero con la zamarra azulgrana antes de emprender una nueva etapa en el Al-Saad de Catar, tras el término de la temporada.
El encuentro 765 de Xavi con el Barça no fue uno más. No estaba en juego ninguna copa. Su equipo, plagado de suplentes, tampoco precisaba de su inteligente visión para tumbar a un tímido Deportivo. Era una tarde para que su afición gozara de la última clase magistral del cerebro del Barcelona de los últimos diecisiete años.
El de Terrassa fue el primero de sus compañeros en salir del túnel de vestuarios. Cogió carrerilla hasta el círculo central, levantó su mirada y aplaudió a un Camp Nou aun medio vacío que, sin embargo, batió palmas en la primera de las múltiples ovaciones que recibiría.
El club cuidó hasta el último detalle para que el de Xavi pudiera ser un homenaje a la altura del que hace una semana vivió la leyenda del Liverpool Steven Gerrard en Anfield Road. En los prolegómenos del partido se desplegó un inmenso tifo en el lateral del Camp Nou con un dibujo del centrocampista junto al mensaje #6RÀCIESCAVI, 17 temporadas (1998-2015), que también se leyó en la camiseta que sus compañeros se enfundaron para disputar el partido. En el césped, también estaban presentes tres de sus sobrinos que, vestidos de azulgrana, desearon suerte a su tío antes de gozar de la vigésimo primera titularidad de la temporada.
Fue un duelo desigual, con un Deportivo encerrado y sin pegada en el primer tiempo, temeroso de su rival que, sin embargo, jugó al ritmo que marcaba Xavi. En un Barça cada vez más vertical, el seis azulgrana mandó con el balón, ordenando a sus compañeros que, sin abusar, le buscaron cerca del área en alguna que otra ocasión para que pudiera ver portería. El templo azulgrana estalló antes del descanso cuando el volante probó suerte con un disparo desde la frontal que, por muy poco, no encontró portería.
Empató el Deportivo y Xavi se fue sin anotar, pero la ovación que se llevó en el minuto 85 fue mucho mejor que un hat trick. Una sustitución con mensaje: salió Iniesta, su inseparable pareja hasta hace pocos meses en la medular. Xavi se sacó el brazalete de capitán, se dirigió hasta el círculo central y, con los ojos vidriosos, envío besos a una afición que aplaudía sin parar mientras coreaba, de nuevo, su nombre. No sería el último homenaje. Tras la conclusión del partido el presidente de la Federación Española, Ángel María Villar, le entregó el trofeo de Liga para que sus brazos levantaran su título 23.