El Tesoro coloca deuda a cinco años sin pagar intereses

Los inversores adquieren 885 millones en bonos ligados al IPC con una rentabilidad negativa por primera vez en la historia.

Esta crisis está desmontando los principios económicos de cualquier país. Porque ahora los inversores prefieren comprarles deuda pública aunque no les ofrezcan ninguna rentabilidad, a cambio de ganar en tranquilidad. A España, como a otros muchos Estados de la zona del euro, esta estrategia les viene muy bien porque comienzan a financiarse gratis y consiguen que lo que tengan que devolver a los compradores de su deuda sea incluso menos de lo que le han prestado. Con este mundo ‘al revés’ se resume la subasta de deuda que el Tesoro Público realizó ayer, en la que consiguió colocar bonos a cinco años ligados a la inflación con un interés del -0,28%. Es la primera vez en la historia que a España les prestan dinero en negativo para este tipo de deuda a medio plazo, en vez de comprometerse a pagar un interés.


En esta operación, el Tesoro colocó 885 millones de euros en bonos que vencen en 2019 referenciados al índice de precios al consumo. Su valor iría creciendo a medida que aumentase la inflación. Se trata de un producto que España comenzó a utilizar el año pasado y que ya usa de forma recurrente en este. La estrategia no le está fallando, porque la demanda de los inversores superó los 1.510 millones de euros, casi dos veces más que lo que ha ofrecido el Tesoro. Es una de las causas que explican que la rentabilidad haya pasado de ser positiva, del 1,4% en la anterior emisión de principios de febrero, al -0,28% de ayer.


España ya se había financiado gratis tras las emisiones de deuda de Letras a tres meses que había realizado a mediados de marzo. En aquella ocasión, el Tesoro consiguió colocar deuda a muy corto plazo en negativo, como ocurrió después en las emisiones de Letras a 3 meses (con un interés del -0,02%) a finales de abril.

El BCE interviene con fuerza

Ayer también se vendieron Bonos del Estado a 3 y 10 años, aunque con una rentabilidad muy distinta a la de los de cinco años ligados al IPC. El Tesoro emitió 3.578 millones de los que 1.182 correspondieron al bono a una década. Su interés repuntó al 1,88% frente al 1,28% que tuvo que comprometerse a pagar en la subasta anterior a mediados de abril.


La demanda de los inversores superó en dos veces esta oferta de bonos, pero los mercados exigieron bastante más a España por comprar su deuda. El enquistamiento de la crisis griega y, sobre todo, la posibilidad de que el BCE retire sus estímulos antes de lo esperado jugaron en contra de la subasta. El mercado comienza a temer que no tengan la ayuda del BCE durante tanto tiempo "porque el fantasma de la deflación está desapareciendo", explican en Self Bank. Así se reflejó también en la subasta de Bonos a 3 años, en la que el Tesoro vendió 2.396 millones con una demanda que triplicó la oferta y unos intereses que subieron hasta el 0,19% desde el 0,13% anterior.


El miedo que se venía gestando en los últimos días ante una posible retirada prematura de los apoyos financieros se vio reflejado este jueves en ambas subastas, pero al mismo tiempo los mercados secundarios volvieron a la calma posiblemente por una nueva intervención masiva del programa de Mario Draghi, según fuentes bursátiles. El BCE habría conseguido que la prima de riesgo, que se había acercado a los 130 puntos básicos en los días previos, se redujera ayer hasta los 117 puntos. También cayó el interés del bono español hasta el 1,75%, un 8% menos que el día anterior.