Palabra de mujer

Confesiones de una creadora que lee por inquietud y por curiosidad, y lo hace en cualquier sitio.

Blanca Resano,una mujer de mujeres:Callas, Blanca Portillo, Pilar Delgado, Pilar Laveaga...
Palabra de mujer
Guillermo Mestre

La actriz, directora y profesora de teatro aragonesa Blanca Resano nos muestra los tesoros de su biblioteca. En el pasillo que conduce a su templo de las palabras, pósteres, y carteles teatrales delatan su gran devoción lorquiana. Un Federico con el torso desnudo, asaetado en el corazón aviva mi curiosidad. "Es el cartel de ‘Dolorca’, de 2011, el taller que hice con los alumnos de tercero de la Escuela Municipal de Teatro. La ilustración es de la también actriz Amor Pérez autora asimismo del diseño de este otro cartel, ‘Las Bernardas’, que hicimos con Octogenia en 2002".


Su biblioteca es acogedora en toda la extensión del término. La calidez de la luz y un diván invitan a leer durante horas. Blanca ha seleccionado algunos libros que reposan sobre mesas y sillas, sus lecturas actuales. "Ahora estoy muy concentrada en varias biografías, es un género que me apasiona" y me hace llegar gruesos volúmenes sobre Coco Chanel, firmados por Amy de la Haye y Axel Madsen; ‘Las Reinas de Aragón’, de Adela Rubio o el "Divas Rebeldes" de Cristina Morató en el que aparece, entre otras, María Callas. De la cantante me muestra otro libro biográfico: ‘Fuego Griego’, de Nicholas Gage. Le preguntó si tras estas páginas se esconde un nuevo proyecto, ¿tal vez el próximo espectáculo después de ‘Reinas’? "¡Quién sabe!", responde con ojos brillantes y un nuevo libro llega a mis manos: ‘Juan Mayorga. Teatro (1989-2014)’, recopilación de textos del director y dramaturgo. Repasa sus páginas hasta llegar al texto ‘La lengua en pedazos’, que narra el encuentro entre Santa Teresa de Jesús y el Inquisidor Salazar. "También tengo a mano ‘Camino de perfección’, de Santa Teresa y la biografía teresiana de Cathleen Medwick"


La imagino leyendo apaciblemente en el diván. Le confieso que sería mi lugar preferido de la casa, pero ella tiene otras rutinas. "No suelo leer aquí. Siempre llevo un par de libros en el bolso y leo donde me pilla, sobre todo en descansos entre clases. Mi mayor placer es leer junto al mar, aunque yo no leo por placer, leo por inquietud, leo para crear, leo por necesidad urgente de satisfacer mi curiosidad. "Por ejemplo, ¿ves este libro?", me dice mientras blande la biografía ‘De aire y fuego’ de Nuria Espert y Marcos Ordóñez. "La Espert. Una de las grandes actrices de este país. La estuve viendo en el Teatro de la Abadía con ‘La violación de Lucrecia’ de Shakespeare, dirigida por Miguel del Arco, y no pude resistirme a saber más sobre ella", dice.


Blanca me cuenta que siempre que puede se escapa a Madrid, a sus teatros y a buscar en sus librerías de viejo. "Este fin de semana me espera ‘Antígona’ de Miguel del Arco, con Carmen Machi, en el Teatro de la Ciudad. Y acabo de ver la ‘Medea’ con Aitana Sánchez Gijón, dirigida por Andrés Lima". Hablar de ‘Medea’ le hace levantarse como un resorte hacia una fotografía en la que Nuria Espert y Blanca Portillo posan delante de una imagen de Margarita Xirgu. "Las tres han hecho ‘Medea’ en el Teatro de Mérida. Yo estuve viendo a la Portillo en 2009, fue espectacular". Reparo entonces en más fotografías: el Shakespeare’s Globe de Londres, y retratos de Margarita Xirgu. Le pregunto por la musa de Lorca y me descubre su gran tesoro: ‘La Casa de Bernarda Alba’ de Federico García Lorca, una edición publicada en Buenos Aires en 1946. "Margarita vivía en Argentina y pidió al hermano de Lorca que le enviara el texto y allí se representó por primera vez en el mundo, en el Teatro Avenida de Buenos Aires, un 8 de marzo de 1945. Y fíjate, un año después, se publicó". Y juntas leemos la reseña en ese libro joya, un ejemplar que, más que tocar, Blanca acaricia con la punta de los dedos, soñando que tal vez perteneció a la mismísima Xirgu.


Y de nuevo Lorca. Un referente en su carrera profesional y docente. Me cuenta su viaje a Fuente Vaqueros, cuna del poeta; la visita al barranco de Víznar, donde podrían estar sus restos y rescata varios libros del estante dedicado a Federico. ‘Los amores oscuros’ de Manuel Francisco Reina; ‘Lorca. El último paseo’, de Gabriel Pozo. ‘Los últimos días de García Lorca’, de Eduardo Molina.


La charla nos retrotrae al inicio de estudios de teatro, cuando adquirió ‘El pequeño diccionario de teatro mundial’, de Genoveva Dieterich. Un manual que guarda como un tesoro junto a otros textos dirigidos a la docencia como ‘Historia básica del arte escénico’ de Oliva y Torres, o ‘El arte del actor en el siglo XX’, de Borja Ruiz. Una de sus últimas adquisiciones es ‘Diálogos en las tablas’, de Bastianes, Fernández y Mascarell.


Shakespeare es su otro "imprescindible" junto a García Lorca. En palco privilegiado de su biblioteca personal descansan Ofelia, Desdémona, Otelo, Romeo y Julieta, personajes al servicio de la pasión, el amor, los celos, el odio, la venganza y el honor.


Sentimientos eternos y siempre contemporáneos. ¿Será un Shakespeare su libro favorito? Me sorprende su respuesta: "‘Poesía mística’ de San Juan de la Cruz es mi debilidad" y dicho esto me recita "¡Oh llama de amor viva, que tiernamente hieres de mi alma en el más profundo centro! Pues ya no eres esquiva acaba ya si quieres, ¡rompe la tela de este dulce encuentro!". Hay más poetas en sus estanterías, Mario Benedetti, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Miguel Hernández... También nombres de mujer: Gloria Fuertes o Sor Juana Inés de la Cruz "que también escribió teatro".


Me despido de su biblioteca dónde hay muchos más nombres de mujer: Virginia Woolf, Sarah Bernardt, Yourcenar, Safo, Simone de Beavoir. "Todas ellas se anticiparon a su tiempo", apostilla y me habla de otras féminas que tuvieron que hacerse pasar por hombres para mostrar su talento. Así, descubro el libro ‘Armas de varón’ de Miguel Ángel Almodóvar en el que destaca la biografía del gran pianista Billy Tipton, del que solo tras su muerte se conoció su mayor secreto: era mujer. Me despido con la promesa de volver pronto con un libro sobre Marie Curie, para su fantástica colección de palabras de mujer.