Una clase de cocina o una lección de historia

FIMAGanadera es tecnología. Sus 833 expositores así lo demuestran, pero el certamen, que se celebra hasta hoy en Zaragoza, tiene muchos otros atractivos, sin olvidar, por supuesto, el pabellón de animales vivos.

Vaya por delante que FIMAGanadera o Figan, el Salón Internacional para la Producción Animal que se celebra desde el martes y hasta hoy en el recinto ferial de la capital aragonesa, es un certamen profesional. Y que la inmensa mayoría de aquellos que acuden a visitarla son eso, profesionales interesados en las más innovadoras tecnologías en la que invertir para modernizar sus explotaciones y buscar su máxima rentabilidad.


Pera la feria ofrece también otras posibilidades de disfrute. El pabellón 7, uno de los más fotografiados y en el que ayer más niños se veían, quizá por eso de que era festivo en algunas comunidades vecinas, ofrece la oportunidad de acercarse a algunas de las especies ganaderas, como la blanca ibérica o la pirenaica que, si las administraciones y el propio sector no lo remedia, tienen los días contados, ya que están declaradas en peligro de extinción.


Sin salir de allí, el visitante puede tomarse una clase de historia o de arte. La ofrecen los paneles situados junto a los gallos de combate (ya no utilizados para estos menesteres y sobre los que se accionan muchos flashes) que relatan cómo el político y general ateniense Themistocles arengaba a sus tropas con una pelea de gallos y les animaba a imitar a estos animales que "no luchan por sus hogares sino por defender su libertad, su gloria y por deseo de vencer".


No solo hay historia. También hay arte, como la escultura titulada ‘La valentía y la casta’, una cerámica griega que representa un deportista que sostiene en una de sus manos un gallo de combate. Y hay además, lecciones de cocina. Las imparten reconocidos chefs que ofrecen diariamente un ‘show cooking’ en el expositor de Interpor. Ayer le tocó el turno a Josechu Corella, jefe de cocina del restaurante Bal D’onsera, el primero de Zaragoza que recibió una estrella Michelín, que sorprendió a los visitantes con sabrosas tapas de rabo de cerdo glaseado, steak tartar y papada con caldo de garbanzos. El stand también se llenó de pequeños, alumnos del colegio San José de Calasanz, que conocieron las ventajas nutricionales de la carne de cerdo a través de la experiencia del especialista Juan Revenga.