Para Isabel. Un mandala

La primera obra póstuma del italiano Antonio Tabucchi, una novela deliciosa que se lee con facilidad.

Portada de 'Para Isabel'
Para Isabel. Un mandala
Anagrama

Sobre ‘Para Isabel. Un mandala’, Antonio Tabucchi afirmó: "Se trata de una criatura extraña, como un coleóptero desconocido que ha quedado fosilizado sobre una piedra". Pese a ser cierta, esta impresión no debe espantar a los lectores, porque la primera obra póstuma del lusófilo italiano es una novela deliciosa que se lee con facilidad. El narrador –un misterioso polaco de nombre Waclaw Tadeus– busca a Isabel, muchacha lisboeta desaparecida durante la dictadura de Salazar. A lo largo de sucesivas entrevistas en la capital portuguesa, que actúan como los círculos concéntricos de un mandala, el lector recorrerá en primera persona la infancia de Isabel, su paso por la facultad de letras o su militancia en el partido comunista bajo el seudónimo de Magda.


¿Dónde está Isabel? ¿Por qué la busca Tadeus? De modo sutil, Tabucchi nos va sugiriendo el amor del polaco por ella, así como la imposibilidad de encontrarla. El relato alcanza un punto de inflexión cuando uno de los entrevistados revela que Isabel-Magda pudo fugarse a Macao. Hasta allí se desplazará Tadeus, quien más tarde viajará a los Alpes suizos, e incluso a la India en desesperada pesquisa que lo conducirá a entrevistarse con personajes cada vez más estrafalarios.


Todo este periplo lo narra Tabucchi con exquisita perfección literaria, de modo que el placer de la lectura nos adentra en el significado profundo de la obra. ‘Para Isabel. Un mandala’ es una novela ideal para quien quiera aprender el arte de escribir una novela, la difícil facilidad que encierra un buen texto.