Todos los secretos de las rosas silvestres españolas, recogidos en un libro

Pedro Montserrat, Daniel Gómez, José Vicente Ferrández.
y Manuel Bernal resumen en sus páginas varios años de trabajo de campo e investigación.

Arbusto de 'rosa villosa' en el valle de Aísa, a 2.000 metros de altitud.
Arbusto de 'rosa villosa' en el valle de Aísa, a 2.000 metros de altitud.
Manuel Bernal

Las rosas son las plantas ornamentales que se cultivan desde más antiguo, y por eso han inspirado multitud de publicaciones. Sin embargo, faltaba un libro que se ocupara, desde un punto de vista científico y, a la vez, divulgativo, de los rosales silvestres españoles. Pedro Montserrat, cofundador del Instituto Pirenaico de Ecología de Jaca y fundador del Herbario de Jaca, el tercero mejor de España, ha dedicado buena parte de su vida a estudiar las rosas silvestres. A sus 96 años, y entendiendo que la vida del botánico está más ligada al monte que al despacho (hace tan solo dos años subió al Oroel en busca de una rara madreselva que había visto una década atrás), acaba de publicar junto a otros tres especialistas un libro deslumbrante: ‘Rosas de Aragón y tierras vecinas’. Daniel Gómez, José V. Ferrández y Manuel Bernal son los coautores de 330 páginas de apretada información, llenas de fotografías y dibujos. En ellas se analizan y se dan las claves de identificación de las 17 especies de rosas silvestres que se dan en Aragón y en España.


"Era un reto pendiente de la botánica aragonesa –señala Daniel Gómez–. Hoy se conocen decenas de miles de variedades, pero las especies puras son muy escasas en la naturaleza porque se hibridan entre ellas. Consideramos silvestres aquellas que llevan miles de años aquí. En el libro hemos incluido las 17 autóctonas y las tres que son asilvestradas. Son especies que se amoldan muy bien a territorios bien diferentes y que tienen un sistema de reproducción exclusivo".

Más de 4.000 fotografías

No son, las rosas, unas plantas más. "Ayudan a interpretar los paisajes y la actividad ancestral humana, porque marcan la frontera entre los pastos muy dinámicos, en continua renovación, y la estabilidad que representan los bosques", asegura Pedro Montserrat, que en 2005 recibió el Premio HERALDO al Desarrollo del Conocimiento y los Valores Humanos.


Un libro tan ambicioso solo ha sido posible gracias al trabajo en equipo y al patrocinio de Diputación de Huesca y Gobierno de Aragón. "La obra sienta las bases para nuevos estudios de los rosales con las nuevas herramientas de la genética y la biología molecular, que tendrán que ser escritos por los jóvenes que están ya familiarizados en esas técnicas", subraya Bernal. Él se ha ocupado, entre otras tareas, del apartado gráfico. Durante casi tres años, todos los festivos y fines de semana ha cogido el coche y ha ido a fotografiar rosales. Se ha recorrido Aragón de punta a punta, para acabar entregando al editor más de4.000 fotografías. "He visitado cada rosal tres veces: en floración, cuando el fruto está inmaduro y finalmente cuando el fruto ya ha madurado. Para ello cada rosal ha sido marcado y registrado. A pesar de ello, hemos tenido que abandonar el seguimiento de algunos ejemplares ya que, o bien nos han cortado algún rosal que crecía en las cunetas de los caminos, o no hemos podido volver a localizarlos con exactitud".


Hay especies presentes en todo Aragón y otras que solo se dan en espacios geográficos muy concretos. Y es que "hay rosales que van ligados a ambientes con condiciones de clima y suelo muy particulares, que escasean en nuestra región –explica Montserrat–. La naturaleza está en cambio continuo y los rosales no son una excepción". Precisamente él descubrió hace unos años la ‘Rosa jacetana’. "Señala unos enclaves singulares: las pequeñas depresiones que acumulan el agua de las tormentas estivales en medio de las crestas mediterráneas secas en verano –señala–. Cuando conseguimos relacionar una especie con un hábitat tan definido, ya podemos encontrar la planta en otras localizaciones en que se repita el mismo ambiente, como sucede con este rosal".


El libro, de marcado tono científico, ofrece también numerosos datos curiosos que sorprenderán al lector. Como que las rosas, aunque pinchen, en realidad no tienen espinas sino aguijones. Y que las especies silvestres tienen un aroma mucho más sutil que el de las cultivadas, que ha sido potenciado por el hombre. Se incluyen también mapas de distribución en Aragón, que permitirán al aficionado a la botánica coger la mochila y salir al campo a la búsqueda de rosales.

"El trabajo de cara al futuro es seguir durante unos años parte de estos rosales para ver si hay variaciones –apunta Manuel Bernal–. También queremos seguir estudiando los que hemos encontrado en nuevas localidades".