Cuando Georgeta Toma llegó a Zaragoza procedente de Rumanía en 2001 nunca se imaginó que podría pasar por una situación tan dura como la que vive actualmente. Después de estar varios años trabajando en la planta de GM de Figueruelas, acordó un despido amistoso con la empresa en 2009 porque los problemas de espalda que arrastraba le impedían hacen las tareas que le encomendaban. Desde entonces no ha vuelto a trabajar, pero lo ha buscado incesantemente: "He hecho cientos de cursos de todo tipo, me he sacado carnés de conducir y no he parado, pero no hay nada".

Tras cobrar alguna prestación por desempleo, Georgeta solicitó el IAI: "Me lo concedieron a los 8 meses de pedirlo y cobraba 621 euros, con los que difícilmente podía mantenerme a mí y a mi hijo menor de edad, pero al menos era una ayuda". Después, la DGA le concedió dos renovaciones, la última el pasado 30 de noviembre, pero aún no ha recibido nada: "Estoy en una situación extrema y no tengo a nadie aquí que pueda ayudarme. Solo quiero trabajar, pero no encuentro nada. ¡Es que no me dejan ganarme la vida! Así que este dinero es lo único que puede remediar algo mi situación, pero sin él no puedo afrontar el día a día, porque ya debo dinero del alquiler del piso. No sé qué puedo hacer para seguir adelante".