“Mi abuelo nunca me contó que salvó a 647 judíos en la Grecia ocupada por los nazis”

El homenaje al diplomático Romero Radigales en Graus, su pueblo natal, reúne a su nieta, un ahijado y un superviviente del Holocausto.

Elena Colitto saluda a su primo Rafael González Estrada, junto al alcalde
Elena Colitto saluda a su primo Rafael González Estrada, junto al alcalde
Ángel Gayúbar

Madrid y Graus han sido los escenarios de los actos organizados por el Centro Sefarad Israel para honrar la memoria de Sebastián Romero Radigales, un diplomático nacido en 1884 en la villa ribagorzana que desempeñando su cargo de cónsul general en Atenas desarrolló una heroica labor de asistencia a la comunidad judía de la ciudad griega de Salónica durante la Segunda Guerra Mundial. Poniendo en grave riesgo su vida y desatendiendo incluso las órdenes del servicio de Asuntos Exteriores español, el diplomático logró salvar de la persecución nazi a 647 miembros de la comunidad sefardí helena y su labor ha sido reconocida recientemente por Israel con el título de ‘Justo entre las naciones’, que distingue a aquellas personas no judías que se han significado por su defensa de los judíos.


Los actos se desarrollaron el lunes en la capital de España, ciudad en la que pasó sus últimos años el diplomático grausino hasta su fallecimiento en 1970 y donde la alcaldesa, Ana Botella, presidió la colocación de una placa conmemorativa en el número 22 del paseo de Rosales en el que residió. Pero tuvo un segundo y muy emotivo capítulo ayer en Graus donde se celebró un sencillo programa que revivió la estrecha vinculación que mantuvo toda su vida con su pueblo natal.


Hasta la villa ribagorzana se trasladaron Elena Colitto, la nieta de Sebastián Romero Radigales, que habitualmente reside en Italia; Isaac Revah, uno de los supervivientes del Holocausto a los que salvó la vida el diplomático grausino; y el también diplomático Miguel de Lucas, director general del Centro Sefarad-Israel de Madrid que ha llevado el peso en la organización.


Nada más llegar, Elena Colitto vivió uno de los momentos más gratificantes de un día pletórico de sensaciones singulares ya que, sin ella saberlo, la estaba esperando Rafael González-Estrada, sobrino-nieto y ahijado de su abuelo. Con él se fundió en un estrecho abrazo después de unos breves instantes en que tardó en situarlo ya que hacía muchos años que no se habían visto. "Te pareces mucho a tu madre", repetía el tío grausino a una sobrina emocionada y gozosa por encontrarse en la tierra de su familia.


"Estos dos días, este homenaje, son un regalo del Centro Sefarad-Israel y yo estoy especialmente emocionada y contenta por el recuerdo a la figura de mi abuelo", confesaba Elena Colitto nada más llegar a Graus. Luego, las visitas a la plaza Mayor de la localidad, donde se encuentra la casa natal, a la finca de recreo Villa Elena, en la que su abuelo pasó largas temporadas, y al espacio donde el ayuntamiento construyó un pequeña plaza ajardinada dedicada a la memoria del diplomático; o el encuentro con Rafael González-Estrada, "una sorpresa muy bonita", confesó.


Colitto explicó que hasta hace muy poco no había sido plenamente consciente de la magnitud de la labor que desarrolló en la Grecia ocupada por los nazis ya que, según confesó, "él nunca me contó nada de su actuación entonces". "Mi madre conocía parte de la historia y fue la que me la empezó a contar cuando yo ya fui mayor, pero incluso ella no sabía muchos de los detalles que descubrí poco a poco a partir de 2007 gracias al Centro Sefarad, a un libro de una profesora universitaria española o al testimonio personal de Isaac Revah", comentaba ayer Colitto apuntando la "grandísima" satisfacción y agradecimiento que ha supuesto el nombramiento de su abuelo como ‘Justo entre las naciones’ por una labor en la que, recalcó, estuvo estrechamente apoyado por su esposa."Irónico y un punto socarrón"

También se mostraba muy satisfecho Rafael González-Estrada por el reconocimiento y homenaje a su tío abuelo y padrino. Como su prima, reconoció que no fue hasta muy recientemente consciente de la importancia de la labor humanitaria que desarrolló en Grecia. "Siempre se mostró muy circunspecto sobre la tarea que había desempeñado", comentaba ayer acerca de su tío, al que recuerda como "una persona muy irónica, con muy buen humor y un punto socarrón".


Especial y visiblemente emocionado por su presencia en Graus estaba Isaac Revah, cuyo testimonio personal fue fundamental para el reconocimiento que le ha sido otorgado al diplomático grausino. "Hace muchos años que tenía la intención de conocer el ambiente en que pasó sus primeros años Romero Radigales", comentó.


Por su parte, el diplomático Miguel de Lucas recalcó que los actos suponen un homenaje a un compañero al que definió como "una persona ejemplar que llevó la diplomacia a su grado más extremo salvando la vida a centenares de personas".