Si usted duda de que en la situación en que en estos momentos se encuentra el Real Zaragoza no se puede ascender a Primera División, solo tiene que bucear en la historia reciente y comprobar la trayectoria del Córdoba en el pasado curso. El conjunto andaluz ascendió a la élite no desde la sexta plaza (actual puesto del Real Zaragoza), sino desde la séptima. Hay más. El Córdoba no ganó ni un solo partido como local en la promoción, y en la eliminatoria definitiva no venció en ningún encuentro. Y subió. Además, en la misma jornada que la que se clausuró anteayer, la 29, el equipo califal se hallaba mucho peor que el conjunto que gestiona Ranko Popovic. Sin embargo, Chapi Ferrer y sus muchachos obraron la hombrada. Ese es el espejo en que debe mirarse el Real Zaragoza.

En la jornada 29 del pasado curso, el Zaragoza empató ante el Mallorca en casa (1-1) después de que Luis García fallará un penalti en los últimos instantes. Paco Herrera estaba a punto de ser relevado por Víctor Muñoz. El club aragonés cayó hasta la undécima posición, con 39 puntos. Al Córdoba tampoco le fue bien en esa jornada, y perdió en el Nuevo Arcángel ante Las Palmas (0-1). Los andaluces deambulaban por la duodécima plaza, con 38 puntos. Un año después, en el mismo mojón del camino, el Real Zaragoza es sexto con 43 puntos. En esa misma fecha, la referencia válida para el ascenso a través de la promoción era Las Palmas, que sumaba 42 puntos. Herrera cesó y llegó Muñoz. Y pese a encontrarse a solo tres puntos de la puerta de la esperanza del ascenso, desde el club se comenzó a pregonar que lo primero no era el ascenso, sino eludir el descenso.

Mientras en Zaragoza se decía que lo esencial era no caer a Segunda B, el Córdoba seguía a su marchica, siempre muy cerca del conjunto aragonés en la tabla clasificatoria. Ambos equipos se enfrentaron en la jornada 38, a solo cuatro partidos de la clausura de la liga regular. Fue en el Nuevo Arcángel, y el Real Zaragoza venció (1-2). Pedro, hoy jugador aragonés, adelantó a los andaluces en el minuto 13. Empató Cidoncha a los 72 minutos. El tanto de la victoria zaragocista lo firmó Roger en el minuto 93, tras un monumental error de Raúl Bravo. Esa noche, la noche del 12 de mayo, el Zaragoza se acostó duodécimo con 50 puntos. El Córdoba habitaba entonces en el noveno puesto, con 53. En Zaragoza, la versión oficial hablaba de felicidad por la salvación. Todavía quedaban 12 puntos por jugar, y el Córdoba solo sumaba tres puntos más. Pero nadie se refirió nunca al ascenso. El Córdoba sí apostó por él. El tiempo le dio la razón a Chapi Ferrer.

La peripecia

Los andaluces se introdujeron en la promoción de ascenso en la última jornada, la 42. Lo hicieron como séptimos clasificados y 61 puntos, tras empatar (0-0) en casa con el Mallorca. El Recreativo de Huelva también sumó 61 puntos, pero fue octavo por diferencia de goles. La séptima plaza fue válida para disputar la fase de ascenso porque el tercer clasificado, el Barça B, tiene su equipo madre en Primera y, por tanto, no puede ascender como filial. En la fase de ascenso el Córdoba quedó condenado a jugar los partidos de vuelta como visitante, al acceder a esta fase con la menor cantidad de puntos de entre los equipos clasificados. En la primera eliminatoria superó al Murcia tras empatar sin goles en Córdoba (0-0) y vencer en La Condomina (1-2). En la eliminatoria definitiva volvió a empatar sin goles en casa (0-0), y empató en Las Palmas (1-1), marcando en el tiempo añadido después de que los aficionados canarios hubieran invadido el campo para festejar el ascenso.

A fecha de hoy, el Real Zaragoza cuenta con más puntos que el Córdoba a estas mismas alturas del pasado curso. Además, entre otras muchas diferencias, el club aragonés ha abandonado el discurso victimista, apostando decididamente por el ascenso a la élite, por el regreso a la categoría que le corresponde por historia, por club, por afición, por ciudad, por todo... El Córdoba lo logró sin contar con el ‘factor Romareda’. De este factor ya hablaremos cuando el Real Zaragoza se clasifique para la promoción. Será algo tan sencillo de explicar como que ningún equipo rival de los que pugnen por el ascenso a la Primera División querría jugarse la vida ante el Real Zaragoza en una Romareda arremangada. Por supuesto, el ascenso sigue siendo posible.