¿Hartazgo vecinal o vandalismo extremo?

Sigue sin aclararse la agresión sufrida por una joven en la puerta de un bar de Francisco de Vitoria.

Carlota R. M., tres días después de resultar herida
Carlota R. M., tres días después de resultar herida
Asier Alcorta

Diez días después de que Carlota R. M., de 22 años, fuera víctima de un ataque gratuito a las puertas de un pub de la calle de Francisco de Vitoria todavía no se sabe nada del autor. Sin embargo, son dos las principales líneas de investigación. Por un lado, que la agresión fuera obra de un vecino harto por los ruidos que generan los clientes de los bares de la zona. Por otro, que algún vándalo montara y arrojara el artefacto explosivo a la vía pública por pura diversión.


La víctima, como publicó este diario, resultó herida por los gases desprendidos por una bomba casera que alguien tiró desde una ventana contra clientes del ‘In blue’ que habían salido a la calle para fumar un cigarrillo. Era la víspera de la Cincomarzada. Carlota R. estaba sentada en el bordillo de la acera de la finca 23-25 con un amigo y se sorprendieron al ver caer una botella de plástico. En ese momento no estalló, pero al empujarla con el pie y rodar hasta donde estaba la chica, explotó. Los elementos químicos que componían el artefacto le quemaron los ojos.


Afortunadamente, las lesiones de Carlota R. están evolucionando de forma favorable, pero el dolor y el susto persiste. "Ahora tiene una úlcera en un ojo, sigue viendo borroso y se le cansa mucho la vista", cuenta su madre, Begoña M. Aún no ha podido retomar su vida habitual, aunque está semana igual va "de oyente" a las clases de la Universidad, donde estudia Geología.


Mientras tanto, el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional se ha hecho cargo de la investigación. Todavía no ha dado sus frutos, pero confían en encontrar al autor de la agresión. A lo largo de esta semana se han entrevistado con vecinos del inmueble desde el que se supone que fue arrojada la bomba casera.


El administrador de la finca, Fernando Orós, que también gestiona el número 24, conoce perfectamente los problemas de ruidos que padece esta calle, sobre todo los fines de semana. Tras dejar sentado que lo ocurrido a Carlota R. no tiene ninguna justificación, explica que las molestias que arrastran desde hace años por la mera presencia de bares en la zona se agudizaron con la entrada en vigor de la ley del tabaco, en enero de 2011.


"La gente sale a la calle con vasos y botellas, hace ruido y otras muchas más cosas. Hemos tenidos que poner puertas externas en los garajes para impedir que orinen en ellos y los porteros han tenido que sacar a personas que se han encontrado dentro de los portales", cuenta.


Fernando Orós señala que han presentado tanto quejas como denuncias ante el Ayuntamiento. "Me dicen que pasan periódicamente, pero la gente sigue en la calle y los problemas continúan", afirma. Añade que se han dado casos de llamadas al 092 para que haga una medición por exceso de ruido en un local, pero cuando han llegado ya han bajado el volumen del aparato. "La gente se pone muy nerviosa e irritable y al final puede hacer una estupidez", reflexiona.


Los mismos conflictos se registran en la finca 28-30, cuyos vecinos presentaron en 2014 siete denuncias en disciplina urbanística. La Policía Local asegura que esta no es una de las zonas de bares más conflictivas, aunque reconoce que el año pasado puso tres denuncias. En esta parte de Francisco de Vitoria se quejan tanto por los ruidos que genera ‘La Room’ como por el alboroto que montan clientes a la salida de ‘The Royal Club’, en Camino de las Torres, o de otros locales cercanos.


A pesar de que todas estas circunstancias pudieran hacer pensar que la agresión pudo ser obra de un vecino enfadado, tampoco se descarta que detrás esté un ( o unos) vándalos descontrolados que les hiciera gracia montar una botella explosiva con productos químicos que pueden encontrarse fácilmente en cualquier casa.


Así lo piensa también la madre de Carlota, quien no duda de que quien lo hizo solo buscaba un causar un daño gratuito y que su hija fue la víctima como lo podía haber sido cualquier otra persona. Lo que todavía desconoce es la composición del artefacto, algo que le han preguntado reiteradamente en el hospital para poder aplicar un mejor tratamiento a la joven.