Francisco González: “¿Y por qué no una gran coalición política en España?”

El Presidente del BBVA asegura que el país se juega mucho en las próximas elecciones y dice que no es cierto que todos los bancos sean iguales.

El presidente del BBVA, Francisco González
El presidente del BBVA en la Junta de Accionistas del banco el pasado viernes en Bilbao
Alffredo Aldai /EFE

El presidente del banco BBVA muestra su temor de que la inestabilidad política trunque una recuperación que considera sólida.


¿No hay vuelta atrás en esta senda de recuperación?


España ha hecho un esfuerzo enorme. Vamos a crecer este año en torno al 2,7% o incluso más y eso significa creación de empleo. El cambio es muy grande. A principios de 2012 estábamos al borde del colapso y hemos pasado de estar prácticamente en quiebra a ser un ejemplo en Europa. Nos ha sorprendido incluso a nosotros.


¿Cuál es la clave para explicar ese cambio de rumbo?


Primero, que estamos en un gran país que ha demostrado tener una magnífica capacidad de reacción. Además, se han hecho algunas reformas importantes, que están dando resultados aunque tengan eso que se llama mala prensa. La reforma laboral, el saneamiento financiero y el control del gasto público no gustan, pero era lo que había que hacer. Ahora, como añadido, tenemos un poco de suerte y hay algunos factores que nos van a ayudar. Es el caso del descenso del precio del petróleo, los tipos de interés bajos y la cotización del euro. España ha entrado en un círculo virtuoso.


¿Le preocupa lo que suceda con Grecia y el efecto que puede tener para el resto de Europa?


Grecia es un banco de pruebas para conocer lo que va a ser la construcción de Europa en el futuro. El Gobierno tiene, en mi opinión, dos salidas. Renunciar a su programa electoral y alcanzar un acuerdo con la UE sobre las reformas que debe aplicar en el país o mantener las promesas y llevar el país a la quiebra. Quizá haya otra intermedia, en la que ambas partes ceden un poco y se consigue el acuerdo. Pero tenemos algunos ejemplos en el mundo de que los gobiernos populistas, con promesas irreales, solo consiguen destruir empleo.


España no está exenta del riesgo de propuestas populistas que pueden tener una buena aceptación social. ¿Cómo lo percibe?


Va a ser un caso de estudio en las universidades. Estamos en un punto de inflexión curioso. La economía está en un punto bajo pero ha comenzado la curva de recuperación, mientras la insatisfacción social está en el punto más alto. Y tiene sus razones. La crisis ha generado una enorme ansiedad en todos, pero no hay otra forma de superar una situación como la que hemos vivido.


Los recortes.


Sí, pero yo estoy convencido de que los ciudadanos a lo que más importancia le dan es a la corrupción. A esa sensación de que con lo mal que están las cosas hay personas que se lo han llevado... Y no es un tema que haya nacido con los actuales dirigentes políticos, porque la semilla estaba sembrada desde tiempo atrás.


Pero ¿es un problema de la clase política o la corrupción forma parte de la cultura del país?


Bueno... corrupto no solo es el que cobra, sino también el que paga. Pero soy optimista sobre la evolución del país en esta materia.


¿Por qué?


Porque España va a salir de la crisis con un modelo más sostenible y también siendo un país más limpio. Estoy seguro de que todos los partidos políticos van a tomar medidas para que eso sea así.


Volvamos a la inestabilidad política. ¿Teme que rompa ese círculo virtuoso que empuja ahora la economía hacia arriba?


España se juega mucho en las próximas elecciones porque necesitamos un Gobierno fuerte. Un Gobierno fuerte, da igual de qué signo político sea, sabe lo que quiere hacer y lo pone en práctica. Pero un Gobierno débil sería una pena y quizá tiraríamos el trabajo que se ha hecho por la borda.


¿Le parece una opción viable eso que se ha venido a denominar ‘la gran coalición’? Un pacto entre los dos grandes partidos, PP y PSOE, para garantizar un Gobierno con mayoría suficiente.


¿Y por qué no una gran coalición política? Los países serios hacen este tipo de cosas con normalidad y los partidos buscan consensos y forman coaliciones en interés de la ciudadanía. España es una democracia real donde son posibles acuerdos como ese. Hay otros países donde la democracia no es real.


¿Se ha reunido ya con los dirigentes de Podemos?


Pues la verdad es que no.


Y ¿se reuniría si se lo piden?


Por supuesto que sí. Estaría encantado de estar con ellos. En BBVA tenemos una gran experiencia en muchos ámbitos, incluso sobre la realidad de lo que sucede en algunos países, y estaríamos encantados de compartir nuestra visión de las cosas.


Hablaba antes de corrupción pero también hay casos en el sector financiero que no son muy edificantes. Estos días se han conocido acusaciones muy graves sobre un banco andorrano y su filial en España.


La gente cree que todos los bancos son iguales y esto no es así. Nosotros hemos pasado esta crisis sin ampliaciones extraordinarias de capital, sin inyecciones de dinero público, pagando dividendos y sin conflictos. Nos apuntamos a esa vieja frase de que el trabajo bien hecho, paga. En el tema de las cuentas ‘off shore’ nosotros tomamos decisiones muy claras en 2008 y vendimos la participación que teníamos en un banco en Andorra. No queremos tener banca ‘off shore’. Lo que ha sucedido en este caso que se acaba de conocer es preocupante y, si es cierto lo que apunta el Departamento del Tesoro norteamericano, no es aceptable. No es aceptable dar cobertura a actuaciones ilícitas. Debería servir como ejemplo.


¿Para qué y para quiénes?


Creo que debe incitar a una reflexión de las autoridades porque quizá sea necesario actuar con más anticipación ante situaciones de este tipo.


En su opinión, ¿ha hecho algo mal el Gobierno que preside Mariano Rajoy?


Todo el mundo hacemos algunas cosas mal, es imposible acertar en todo. Yo creo que el Gobierno ha hecho un trabajo magnífico en la gestión de la economía de este

país pero quizá ha fallado en explicarse bien. En hacerle entender a la sociedad que las medidas que se tomaban, aunque duras, eran imprescindibles y la única fórmula para superar la situación tan dura económica en la que estábamos.