Especialistas, pero sin plaza

Las primeras enfermeras especialistas en pediatría no tienen la garantía de poder ejercer de lo suyo porque Aragón aún no ha creado su bolsa de trabajo.

María Eugenia Milagro, Beatriz Pina, Blanca Gay y Marta Espartosa, de la AEPA
María Eugenia Milagro, Beatriz Pina, Blanca Gay y Marta Espartosa, de la AEPA
Francisco Jiménez

Después de cuatro años de carrera, un examen (el EIR) al que se presentan 15.000 enfermeros españoles para luchar por una de las 900 plazas que se ofertan, y otros dos años de especialización en Pediatría, hay un grupo de sanitarias que saben que solo acabarán atendiendo a niños si la suerte les es favorable. Y todo, porque la DGA aún no ha creado la categoría profesional en la que estarán incluidas y, por tanto, no tienen bolsa de trabajo específica ni plazas concretas que cubrir.


Las dos primeras promociones de enfermeras especializadas en Pediatría ven "frustradas" sus ilusiones, perseguidas con nada menos que seis años de estudios. Varias de las afectadas se han unido dentro de la Asociación de Enfermería Pediátrica de Aragón (AEPA) para reivindicar sus opciones laborales. En la comunidad, ya han terminado su formación cuatro especialistas (algunas de ellas están trabajando en servicios como medicina interna) y hay otras seis residentes formándose, de las cuales, tres saldrán el próximo mes de mayo. Otras comunidades, como Murcia, Asturias o Castilla y León, ya han creado la categoría profesional y, por tanto, tienen bolsa de trabajo específica.


"Las enfermeras nos enfrentamos a una situación difícil, no solo tenemos que recurrir en muchos casos a la autoformación sino que también debemos de afrontar que no se valoren nuestros méritos y acabemos trabajando en servicios para los cuales no nos hemos formado", explican Marta Espartosa (presidenta de AEPA), María Eugenia Milagro (secretaria), Beatriz Pina (vocal) y Blanca Gay (tesorera). "En muchos casos recurrimos a buscar empleo en otros destinos fuera de nuestras fronteras, a expensas de una sanidad pública que dice ser la mejor en comparación con otros países", insisten.


En su caso, además, hay que tener en cuenta la exigencia del EIR, un examen que es el ‘gemelo’ del MIR. De las 900 plazas por las que hay que luchar, solo 105 son para la especialidad pediátrica, lo que pone aún más en valor su preparación, en la que, por cierto, se invierte mucho dinero.Más asuntos pendientes


Son conscientes de que los trámites burocráticos son lentos y de que no son las únicas afectadas por la lentitud de la Administración. En concreto, recuerdan que su proceso tiene que ir parejo a la celebración de las pruebas para la vía excepcional. Con la aprobación de este examen, muchas enfermeras que llevan trabajando años en estos servicios y tampoco se les ha reconocido la especialidad en Pediatría, tendrán acceso al título correspondiente. Aunque el Ministerio ha previsto que ese examen se realice en el primer semestre de este año, la fecha está supeditada a la revisión de los expedientes pendientes. Esto quiere decir que, a pesar de las promesas, puede que todo se demore un poco más.


"La realidad es que se está invirtiendo mucho dinero en nuestra formación y no se rentabiliza tras finalizar, ya que la mayoría de los ya especialistas en Pediatría no están trabajando en dichos servicios, aunque han recibido la formación necesaria para ello", denuncian.


Además, llaman la atención sobre lo principal: la calidad asistencial. "¿No es más importante y eficiente para la sostenibilidad del sistema contratar personal que conozca en profundidad las demandas del paciente y trabaje motivado? ¿No se merecen los pacientes ser tratados por profesionales debidamente formados?", plantean.