Una lucha de casi dos décadas que empezó en el Ayuntamiento

En 1996 hizo una petición al obispo de Lérida sin saber ni las obras vendidas.

Pese al gran paso que se dio ayer, la historia de la reclamación de las casi cien obras de arte del monasterio de Sijena que se vendieron a Cataluña y una juez acaba de ordenar devolver no ha escrito todavía su final. La sentencia dictada no es firme y apenas unas horas después de conocerla, la Generalitat anunció que recurrirá, como muy probablemente hará también el Museo de Arte Nacional de Cataluña (MNAC). Pero sí está clara la fecha en la que se inició esta larga lucha que está más cerca que nunca de concluir con el anhelado regreso de esas obras. El alcalde de Villanueva de Sijena, Alfonso Salillas, la tiene grabada a fuego: "Empezamos el 13 de diciembre de 1996".


Meses antes, el que sigue siendo primer edil había pedido la mediación del entonces Justicia de Aragón, Juan Monserrat, que ya auguraba "una negociación difícil" con Cataluña. Seguramente, ninguno de los dos podía imaginar cuánto se alargaría el litigio y hasta qué punto se complicaría. El primer paso del Ayuntamiento fue "una petición oficial al obispo de Lérida", Ramón Malla, que siempre se negó a entregar las obras de Sijena y del obispado de Barbastro-Monzón, pese a que en este último caso le obligaba el Vaticano. "Solo sabíamos que había habido tres ventas, pero no sabíamos ni cuántas ni qué piezas porque no nos habían comunicado nada", recordaba ayer el alcalde, que no podía ocultar la emoción por ver que por, fin, casi 19 años después, un juzgado ordena la entrega de parte del patrimonio expoliado del monasterio. "Es uno de los conjuntos artísticos más importantes de España desde que Doña Sancha, esposa del rey de Aragón Alfonso II, lo fundara en 1188", según consta en su declaración como Monumento Nacional en 1923.


En 1998 se planteó ante el Constitucional un conflicto de competencias entre la DGA y la Generalitat por estas operaciones. Y después de una eterna espera, en 2012 dio la razón a Cataluña, aunque ya admitió que pudo haber "vicios de legalidad" en el proceso de enajenación. Fue un duro varapalo para Aragón, que perseveró en su reclamación, esta vez, ante un juzgado de Huesca, el que ayer obligó a Cataluña a entregar las obras que compró ilegalmente.


Y a la espera que de que lleguen al cenobio del que salieron en los años 70, la felicidad aún no es completa. Faltan por recuperar las valiosísimas pinturas de la sala capitular, arrancadas en 1936 y también retenidas en el MNAC. Las monjas sanjuanistas facultaron a la DGA para exigir su entrega, que deberá decidir otro juzgado de Huesca. Otras 37 piezas depositadas en Lérida aún no se han reclamado.