La fábrica de pellets de Bea arranca la semana que viene con seis trabajadores

La planta se dedicará a producir piezas comprimidas de madera a partir de residuos forestales

Todo está preparado para que la fábrica de pellets –pequeñas piezas de madera comprimidas elaboradas a partir de residuos forestales y destinadas a la combustión– de Bea comience a funcionar la semana que viene. Tan solo está pendiente la firma del contrato para el suministro de energía eléctrica, por lo que los empresarios, un grupo de emprendedores de la comarca del Jiloca procedentes de Calamocha, El Poyo del Cid y Bea, confían en que la actividad de esta planta arranque antes de que termine este mes.


Este proyecto ha generado gran expectación en la comarca, muy castigada por el cierre de dos importantes empresas del sector cárnico, además de suponer una interesante iniciativa para impulsar las labores de limpieza y mantenimiento de los montes.


Por el momento, ya están seleccionados los primeros seis trabajadores de los doce con que contará la plantilla en una fase inicial. Operarios que, según señalaba uno de los gerentes, Eduardo López, provienen de las localidades del entorno, una de las prioridades marcadas por los empresarios. "Han sido seleccionados por la oficina del Inaem de Calamocha y son de pueblos situados en un radio de unos 20 kilómetros a la redonda", explicaba el directivo.


El gran nivel de mecanización de la empresa, con la implantación de tecnología en la que se han invertido 3,5 millones de euros, permitirá la producción de unas 20.000 toneladas anuales de tiras de madera en un segundo año de actividad. López aclaró que las previsiones son que en los ocho primeros meses la fábrica funcione al 50%, con alrededor de unas 10.000 toneladas de pellets.


Labores de silvicultura


Uno de los más importantes aspectos derivados de la fabricación de pellets es, según destacan los empresarios, el factor de sostenibilidad que desprende esta actividad, ya que la producción está vinculada a los trabajos de silvicultura realizados en los montes del entorno.


Eduardo López indicó que la materia prima procederá de los recursos naturales de los bosques y, concretamente, de los restos de biomasa. En principio, la planta de Bea se va a nutrir de los subproductos extraídos de la actividad forestal y de las subastas de madera que realiza el Gobierno de Aragón.


Más adelante, no obstante, se pretende proponer a los ayuntamientos de la zona la ejecución de planes de gestión integral de los montes de sus términos municipales para el aprovechamiento de los residuos. Eduardo López señaló que con estas actuaciones, además de seguir el modelo de explotación forestal planteado por el Gobierno de Aragón, se recortan los costes del mantenimiento de los montes para las arcas municipales, al tiempo que su conservación incide en una reducción del riesgo de incendios. Los empresarios expondrán sus proyectos de explotación forestal en los pueblos más cercanos a la fábrica, de manera que el precio del transporte haga viable la iniciativa.


Según los datos barajados, la planta de Bea puede llegar a generar una treintena de puestos de trabajo indirectos a partir de actividades complementarias, como la instalación de calderas de biomasa, la explotación forestal o la ganadería.