Ranko Popovic: "en ningún momento di un puñetazo"

El entrenador zaragocista niega el contenido del acta y dice que el árbitro estuvo junto a él todo el rato en el túnel de vestuarios

Ranko Popovic, anoche durante su comparecencia en la sala de prensa de La Romareda.
Ranko Popovic: "en ningún momento di un puñetazo"
Guillermo Mestre

Ranko Popovic, acusado explícitamente de agredir con un puñetazo al delegado de campo del Mallorca, Toni Tugores, no da crédito al acta arbitral que redactó el madrileño Lesma López anteayer al término del partido de Son Moix. Por eso, indefenso ante el texto del documento oficial del juez del partido, al no existir imágenes del incidente que provocó su expulsión en el túnel de vestuarios en tiempo de descanso, el entrenador del Real Zaragoza quiso salir anoche ante los medios de comunicación para manifestar su versión de los hechos, muy dispar a la que narró el presunto agredido en Palma horas antes y, asimismo, lejana de la que recoge Lesma López en un acta que puede provocarle una dura sanción mañana en el Comité de Competición.


El punto de partida de todo este revuelo es el relato del árbitro que, por ahora, cuenta con la máxima autoridad y la presunción de veracidad por rango, y que reza así: "En el minuto 45, el técnico Ranko Popovic fue expulsado por propinar un puñetazo en la zona genital del delegado del Mallorca, Antonio Tugores Mayol, una vez finalizada la primera mitad y dentro del túnel que da acceso a los vestuarios. Dicha circunstancia fue observada por el asistente número uno".


Popovic negó ayer la mayor. "En ningún momento yo di un puñetazo", aseveró en dos pasajes de su declaración. El preparador serbio, como ya hiciera en la sala de prensa del estadio 10 minutos después del final del partido, repitió su declaración sobre cómo sucedió la escena. Lo hizo ante todos los medios, como lo había hecho durante el día para HERALDO en la larga jornada de regreso de la isla.


"Yo iba hablando con el árbitro desde la boca del túnel de vestuarios, donde le pedí permiso para dirigirme a él y me lo concedió. Íbamos hombro con hombro, pegados. Y alguien me agarró de la mano, de la muñeca, por detrás. Era el delegado del Mallorca, que nos había estado provocando durante toda la primera parte, no solo a mí, sino a todo el banquillo", rememora Popovic. "Yo hice el gesto natural de quitarle la mano de la mía, dando un latigazo hacia atrás para soltarlo. En ese momento él fingió un golpe mayor, se agachó hacia abajo como si tuviera mucho dolor. Pero no pasó nada más. El árbitro estaba delante", remarca el balcánico como detalle reiterado durante toda su argumentación.


"El acta me sorprendió mucho porque el árbitro venía conmigo y, sin embargo, descarga la responsabilidad en el primer asistente cuando la escribe. Yo no sé dónde estaba ese asistente, quizá 10 metros más al fondo. Pero el árbitro estaba pegado a mí. Es algo que no entiendo", subraya Popovic con incredulidad.


El serbio explicó el origen del pique que se generó con Togores desde el mismo inicio del duelo. "Estuvo dirigiéndose a mí desde que yo me levanté a protestar que no se expulsara al jugador del Mallorca en el penalti a Borja Bastón. Desde entonces, fue un acoso constante. También cuando la expulsión de Pedro. Después, vino a celebrar delante de nosotros un gol del Mallorca con los puños cerrados, provocando. Yo le tuve que decir al cuarto árbitro en un momento determinado que cortase ya eso, que era inaguantable. Pero no hizo nada", denunció.


Popovic vio la segunda parte en la tribuna. Y comenta con intención cómo Togores, el delegado del Mallorca, estuvo con total normalidad ejerciendo su función en la banda tras el descanso sin ningún síntoma de haber sufrido un golpe tan descomunal. "Si alguien recibe un puñetazo ahí, en esa parte tan dolorosa, no está después como estaba este señor". Popovic no fue llamado al vestuario arbitral en ningún momento. No se le pidió versión alguna por parte de los árbitros, que actuaron en virtud de su autoridad. "Por eso quiero dejar clara mi postura públicamente", dijo ayer. El Real Zaragoza, tanto en la noche del domingo como en la mañana de ayer, aún en Mallorca, barajó la opción de denunciar ante la Policía el asunto, pero al final se desechó. En las circunstancias actuales, donde la pugna por el ascenso es un objetivo mayor, el ruido ajeno al fútbol solo puede traer perjuicios.