El Ayuntamiento indemnizará a la responsable de la antigua cafetería del Teatro Principal

El TSJA falla que la encargada, Esperanza Pueyo, tiene derecho a una compensación tras tener que dejar su negocio en diciembre de 2011

Esperanza Pueyo, en la cafetería del Principal en noviembre de 2010.
El Ayuntamiento indemnizará a la responsable de la antigua cafetería del Teatro Principal
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El Ayuntamiento de Zaragoza tendrá que indemnizar a la responsable de la antigua cafetería del Teatro Principal, Esperanza Pueyo, que tuvo que dejar su negocio en diciembre de 2011, después de 30 años, tras acordar el Consistorio la extinción del servicio y sacar a concurso público la puesta en marcha de un restaurante. Así lo estima una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA), que aunque concluye que existía una situación de precariedad de primer grado al no constar ningún documento sobre la relación contractual o concesional para el uso de este inmueble público, Esperanza Pueyo tiene derecho a una compensación económica.


Por delante queda el camino a recorrer hasta que se fije una indemnización. Un informe económico de la abogada que representa a Esperanza Pueyo fija la cuantía económica que van a reclamar en 304.000 euros. De ellos, 286.000 euros por lucro cesante, es decir, el dinero que ha dejado de ganar esta trabajadora en los 11 años que le quedaban de vida laboral, calculados en base a los rendimientos obtenidos los últimos cuatro años. Otros 18.000 euros se solicitan por la inversión realizada en el lugar.


"Un drama personal y profesional"


Tras cuatro años litigando en los tribunales, Esperanza Pueyo se mostraba ayer "algo aliviada" con un dictamen que le viene a dar la razón, aunque nadie le quita el "drama personal y profesional" que ha supuesto para ella todo este proceso, que ha coincidido además con una grave enfermedad.


Su batalla comenzó en noviembre de 2010, cuando el Ayuntamiento de Zaragoza aprobó en pleno la extinción del negocio de cafetería que regentaba tanto en la primera planta del Principal como en la zona de ambigú en la planta calle del edificio. Un acuerdo plenario que ella recurrió por la vía contencioso-administrativa y que ya fue motivo de una sentencia en enero de 2012 por parte del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 5 de Zaragoza que ahora ha ratificado el TSJA.


Cuando en diciembre de 2011 Esperanza Pueyo recibió una carta en la que le daban cinco días "para sacar todas mis cosas del Principal y, si no, me desalojaban", sintió que era "víctima de una injusticia". Llevaba 30 años al frente de la cafetería del bicentenario coliseo "pero yo he gateado y prácticamente me he criado allí". Y es que en 1950, cuando el teatro era de gestión privada, su madre obtuvo una autorización del Ministerio de Gobernación para regentar la bombonería que había en el vestíbulo, que posteriormente se convirtió en un ambigú. Cuando se jubiló en 1981, ella tomó el relevo. Se muestra especialmente dolida por el trato que recibió –en un primer momento ni se le avisó por escrito– y mantiene que en todo momento ha tenido en regla la licencia, tasas e impuestos y ha pagado un canon al Ayuntamiento cuando así se le ha requerido.


"El procedimiento es correcto"


Desde el área de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza valoraron ayer que el fallo del TSJA, aunque reconoce el derecho a una indemnización, también considera que el procedimiento llevado a cabo para declarar la extinción del negocio y su desalojo "es correcto". Estas mismas fuentes recordaron que "existía una situación irregular que no debería haberse producido nunca y que en su día sacamos a la luz con transparencia".

En cuanto a la compensación económica, apuntaron que, a la espera de estudiar en detalle la sentencia, abrirán "un proceso de negociación". Apostillaron que en él tendrán en cuenta todas las circunstancias que concurren en este caso como que, por ejemplo, "llevaba 10 años administrando el bar sin pagar ningún canon".


Por su parte, la letrada que representa a Esperanza Pueyo, María Jesús Sariñena, apuntó que presentará un escrito en el registro general del Ayuntamiento. No obstante, mostró su escepticismo acerca de la posibilidad de llegar a un acuerdo extrajudicial sobre la cuantía económica.