​Javier Garcés París: "Se han perdido los cantos populares infantiles, los niños ya no juegan cantando"

Maestro y director de los coros juvenil y adulto (codirector) Amici Musicae, del Coro Ciudad de Caspe y del Coro Escolar del CEIP Parque Goya de Zaragoza.

Javier Garcés, en el aula de Música del CEIPParque Goya de Zaragoza.
​Javier Garcés París: "Se han perdido los cantos populares infantiles, los niños ya no juegan cantando"
Carlos Muñoz

Javier Garcés París / Maestro y director de los coros juvenil y adulto (codirector) Amici Musicae, del Coro Ciudad de Caspe y del Coro Escolar del CEIPParque Goya de Zaragoza

"Se han perdido los cantos populares infantiles, los niños ya no juegan cantando"

Cuando dirige un coro, da la impresión de ser una de esas personas privilegiadas que saben dónde se esconde la felicidad. A Javier Garcés París (Zaragoza, 1977) le gusta decir que nació en Caspe. Y así fue porque allí nacieron sus ojos a la luz y su corazón y su cerebro a la música y a la palabra.


-¿Cómo te iniciaste en la música?

Recuerdo perfectamente el día que mis padres me dijeron que me habían apuntado a clases de música. Acababa de cumplir 7 años. Estaba jugando con mis amigos del barrio en el Arco de San Roque y tuve la certeza de que mis padres habían acertado con lo que más me podía llenar personalmente. No sabía qué iba a hacer en esas clases de música, pero experimenté una inmensa alegría.


-¿Dónde te has formado musicalmente?

Inicié mis estudios en el antiguo Instituto Comarcal de Música de Caspe. Fui alumno libre de los conservatorios de Zaragoza y Teruel. Concluido el Grado Profesional de piano, tras un par de años de formación en la parte más teórica de la música –armonía, contrapunto, acústica…–, ingresé en el Conservatorio Superior de Música de Aragón como alumno oficial en las especialidades de Musicología y Pedagogía Musical.


-¿Y dónde has adquirido la formación propiamente coralista?

Como director de coro he tenido como referente al coro Amici Musicae, con su director fundador Andrés Ibiricu. Ingresé como coralista en 1999 y a lo largo de estos dieciséis años he podido analizar el trabajo de grandes batutas nacionales e internacionales. Además he recibido clases de gesto de dirección principalmente en los cursos organizados por la Federación Coral de Euskadi, mi segunda casa musical, referente europeo del mundo coral.


-¿Podrías nombrar a algunos de tus maestros?

En primer lugar mi padre, Félix Garcés Elorri, maestro, de quien aprendí los valores más importantes para intentar alcanzar tus metas: constancia, trabajo y amor por lo que se hace. Luego, José Manuel Gavín, mi profesor de Música en Caspe, que confió en mí y me animó a seguir adelante en este mundo de la música. También quiero destacar a Lourdes García, José Luis Peña y Luis Prensa, en mis estudios superiores de música; María Frontera y Juan Ramón Soler en la escuela de Magisterio; Enrique Azurza, Maite Oca, Nuria Fernández, Martin Schmidt, Xabier Sarasola, Javier Busto, Josep Vila… directores de coro con una sensibilidad increíble para el trabajo coral y maravillosas personas.


-¿Siempre quisiste dirigir?

Siempre he tenido esa vena de organizador y de llevar un poco la voz cantante. Mi experiencia en el coro Amici Musicae es crucial en mi vida. Cuando estudiaba Magisterio ya hice algún pinito, gracias a Belén López, profesora de la especialidad de Música en la Facultad de Educación de Zaragoza.


-¿Cuándo comenzó tu experiencia como director?

Empecé primero como jefe de cuerda y ayudante de dirección en el coro del Auditorio de Zaragoza. En 2005 comencé a dirigir el Coro de la Sociedad Artístico–Musical de Magallón, y dos meses más tarde, mi compañera y amiga Isabel Solano me dio la gran oportunidad de codirigir los coros infantiles y juvenil de Amici Musicae. Actualmente compagino mi trabajo en el coro del Auditorio –donde soy el director del coro juvenil y codirijo, junto a Elena Ruiz, el coro adulto–, con la dirección del Coro Ciudad de Caspe. Con ellos aprendo todos los días e intento mejorar en el campo del canto coral.


-¿Un coro es un instrumento?

Es el ‘Instrumento’ con mayúsculas. La voz humana es el instrumento por excelencia, pero es, sin duda, el más complicado de todos. El coro reúne tantas cualidades como elemento musical y social, que no llegaremos a alcanzar la totalidad de las facetas que se desarrollan en la actividad coral.


-¿Por qué decidiste estudiar Magisterio?

Siendo mi padre maestro, la docencia, el colegio, el estudio, la pedagogía… fueron elementos familiares en mi infancia. No tenía muy claro qué quería estudiar, pero el hecho de que justo el curso anterior a empezar la universidad, se crease la especialidad de Música fue mi salvación.


-¿Cuándo empezaste a dar clase?

Tuve suerte, y tras aprobar sin plaza las oposiciones de 1999, en noviembre de ese mismo año fui a hacer mi primera interinidad de un mes, en Monzalbarba. Desde entonces, ya no he dejado de trabajar.


-Desde entonces habrás pasado por muchos centros…

No, no tantos. Si puedo elegir, prefiero dar continuidad a mi trabajo. En el curso 1999–2000 trabajé en Monzalbarba y en el CEIP La Almozara. Durante los tres cursos siguientes, estuve en institutos de Educación Secundaria. Solo en el Pedro de Luna impartí clases de mi especialidad. En el Virgen del Pilar, Casetas o Pedrola fui profesor de Garantía Social, Compensatoria y hasta de español para inmigrantes. Luego fui profesor en el Conservatorio de Sabiñánigo y dos años en el Conservatorio Superior. En 2005 obtuve el número uno en la oposición a Magisterio. Como funcionario en prácticas, di clases en el IES Miguel Catalán. La Almunia de Doña Godina fue mi primer destino definitivo y desde hace seis cursos estoy en el CEIP Parque Goya de Zaragoza.


-¿Eres un músico que da clase en una escuela o un maestro que enseña música?

En mi caso el maestro y el músico se han encontrado y conviven perfectamente. Hice Magisterio por la Música, pero ahora disfruto enseñando a esos ‘bichillos’ tan geniales, sin tener en cuenta la especialidad; disfruto con Lengua, Matemáticas y, por supuesto, con la Música.


-¿Qué representa el silencio en tu vida?

Es imprescindible. Ahora, muchos de mis amigos que lean esto dirán: "¡Con lo ruidoso que tú eres...!". Una cosa es el yo social, y otra cosa es el yo interno. El silencio va de la mano de la música, y ambos son necesarios.


-Cuando nos cuesta tanto orientar a los jóvenes, tú consigues dirigirlos. ¿Cuál es el secreto?

Bueno, yo hago lo que puedo. Obviamente, la empatía es la clave en esta profesión. El cariño y, sobre todo, el confiar en la persona que tienes delante son claves en el camino que nos toca andar a los docentes.


-¿La música hace milagros?

La música es canalizadora de emociones, de sentimientos, de estados personales… Yo he vivido, y sigo viviendo catarsis emocionales con la música. El estar cantando o dirigiendo en un coro reporta unas sensaciones que no he conseguido alcanzar de otras maneras. Es la plenitud. Yo he llegado a llorar cantando y dirigiendo.


-¿Cuál es el objetivo principal de un coro escolar?

Para mí la función socializadora es la más importante. Un coro es un motor social de primer grado. De eso no hay ninguna duda. En un mundo tan individualista como en el que vivimos, el coro es una actividad que plantea la construcción de una obra en común. Si además lo haces con música y cantando, tiene un alto componente terapéutico.


-Detrás de la ejecución de cada pieza y de cada concierto se intuye mucho trabajo…

Para que un coro pueda alcanzar sus objetivos es necesario mantener una disciplina de ensayos, hay que tener al grupo volcado en la actividad. Es muy fácil aburrirse y desconectar. En el coro de la escuela cuento con la inestimable colaboración de Juan Ramón Jiménez, mi compañero de área.


-¿Qué aporta la actividad coral a la formación de los niños?

Además del componente musical, el coro también es portador y transmisor de cultura, del folclore, entendido en un sentido amplio, no solo en lo tradicional y popular. El coro infantil es un espacio para la imaginación, un lugar de juego. Pretendemos jugar cantando.


-Entonces, ¿puede decirse que el coro infantil es un lugar para poder ser niño?

En este momento se han perdido los cantos populares infantiles, los niños ya casi no juegan cantando. En realidad, ya casi no juegan. Los padres apenas les cantan. Los niños entran de pleno en el mundo adulto musical sin pasar por otros estadios. No es normal que un alumno de 7 años cante como cualquier rey o reina del pop… El trabajo del maestro de Música es más necesario que hace unas décadas.


-Un coro es una aventura colectiva, supone hacer algo entre todos, ¿has vivido algún caso de integración partiendo de la música?

Muchos. Algunos más evidentes y otros menos visibles. Algunos alumnos encuentran en el coro su momento social más importante. En las salidas a conciertos se pone de manifiesto la unión del grupo. Los niños aumentan su autoestima al sentirse miembros de un todo, un todo que disfruta y que muestra lo mejor de sí mismo.


-¿Puedo pedirte tres propuestas para mejorar la formación musical de los escolares?

En primer lugar, es necesaria una mayor valoración de la Música en los planes de estudio de la educación obligatoria. Mientras en otros países europeos la Música es una disciplina muy valorada, en España sigue siendo la gran olvidada. Una hora semanal en el horario escolar es a todas luces insuficiente.


Por otra parte, es necesario establecer lugares de encuentro –seminarios, talleres, cursos…– para que los profesores especialistas de Música compartan experiencias e inquietudes.


Finalmente, necesitamos planes de formación del profesorado reales, con objetivos claros y concisos.