El Madrid responde a medias

Dos goles de Gareth Bale aseguran la victoria en el primer tiempo y permiten al equipo blanco relajarse.

Bale –izquierda– y Cristiano Ronaldo celebran uno de los goles del galés ayer en el Santiago Bernabéu.
Bale –izquierda– y Cristiano Ronaldo celebran uno de los goles del galés ayer en el Santiago Bernabéu.
ANDREA COMAS/reuters

El Real Madrid y Gareth Bale, ansioso por reivindicarse ante una afición expectante por comprobar el necesario cambio de actitud del equipo y del galés tras la derrota ante el Schalke, respondieron a medias a la exigencia del Bernabéu, de Florentino Pérez y de Carlo Ancelotti, para rehabilitarse ante el débil Levante, del que se aprovechó el conjunto blanco para romper su negativa dinámica, mejorar un poco su juego y llegar al Camp Nou con otras sensaciones. Después de tres partidos sin conocer la victoria y de ensuciar su imagen, sobre todo en un partido europeo en el que acarició un batacazo histórico, el Madrid se aseguró el triunfo en el primer tiempo, en el que recuperó el dinamismo y la velocidad, y también el carácter, para permitirse la relajación tras el descanso.


El equipo de Ancelotti, aún con la bronca del pasado martes retumbando en sus cabezas y obligado a acallar los pitos con los que amenazaba el Bernabéu desde el primer minuto frente al Levante, también se vio relanzado por Bale, que llevaba nueve encuentros sin marcar, criticado por su insolidaridad defensiva. Frente al encerrado Levante, además de ofrecer más sacrificio, firmó un doblete. Sin embargo, su segundo gol se lo tiene que agradecer al derechazo de Cristiano Ronaldo, desviado por el galés. Al luso se le escapa la pelea por el pichichi con Messi y volvió a dar muestras de desesperación por su ineficacia ofensiva.


El equipo, enchufado desde el pitido inicial, dominó siempre jugando en campo del Levante. Cuando se fue al descanso con dos goles a favor, creyó tener licencia para sestear, aunque el Bernabéu no aguante esa apatía. Cuando la afición dormitaba en el minuto 65, Benzema se encargó sin embargo de levantar de nuevo el coliseo blanco con una espectacular espuela con la derecha que se estrelló en la cruceta. Un remate de genio que no tuvo premio y que le dio al francés una segunda oportunidad que malogró mandando el balón al limbo.


Ahí mismo quiso mandar el Madrid casi todo el trabajo realizado en la primera mitad, cuando, con la intención de demostrar la autoridad y el sacrificio, arrolló sobre el césped al Levante, aunque no en el marcador. Porque al equipo volvió a faltarle pegada, con ocasiones perdidas por su tridente de ataque y remate incluido de Cristiano al poste casi nada más arrancar.


Se notaron para bien los cambios en el centro de la defensa con el imprescindible Ramos, y en el centro del campo con la titularidad y claridad de ideas de Modric y el descanso obligado a Kroos, porque el alemán está agotado. Y las ganas de Bale por resarcirse y tapar bocas. Sin embargo, lo que hizo el galés tras abrir el camino de la victoria, fue taparse las orejas, además de dar un patadón al banderín y lanzar un par de improperios al público, respondiendo a sus detractores. La presencia de Navas en la portería dio igual, ya que el Levante no tiró una sola vez a puerta. En el ataque se mantuvo la BBC de siempre, hasta que Ancelotti decidió retirar al otro intocable, Isco, y modificar así el sistema y reforzar el centro del campo para no permitir ningún susto y que un gol del Levante, una utopía, pudiese sacudir de nuevo las gradas del coliseo blanco y provocase nervios en los suyos.