Pepín Bello

Fue la voz y la memoría de la Generación del 27.

De Pepín Bello no he parado de aprender cosas. Para ser casi ágrafo, nos ha enseñado más que muchos grafómanos que nos entregan libros sin cuento... y sin interés. Por ejemplo, que Ignacio Sánchez Mejías le compró la biblioteca al poeta Fernando Villalón y que un biznieto suyo fue el médico que atendió a la reina Letizia en su embarazo de la infanta Leonor. Que fue el propio Pepín Bello quien hizo en el Ateneo de Sevilla la que ha quedado como foto oficial de la Generación del 27, con una cámara que le pidió a un fotógrafo ambulante. Que Juan Ramón vivía de los pisos que alquilaba Zenobia y cuando le preguntaban por ella contestaba cínicamente: "Ah, por ahí andará, con sus pisos". Que a Unamuno, que carecía en absoluto de sentido del humor, Buñuel, que no lo soportaba, le llamaba "el viejo pedorro". Que a pesar de ser íntimo amigo de Luis Buñuel, a Pepín Bello nunca le gustó mucho su cine y vio muy pocas películas suyas. Que José Antonio Primo de Rivera tuvo una historia de amor con la duquesa de Villahermosa; y que Pastora Imperio, la mismísima noche de su boda con Rafael ‘El Gallo’, saltó por el balcón y se largó a ponerle los cuernos con otro. Que un día que Manuel Altolaguirre estaba dando un mitin republicano en Valencia vio aterrorizado cómo se extendía ante sus ojos una inmensa pancarta en la que podía leerse: "No te preocupes, que ya hemos matado en Málaga al fascista de tu hermano". Y que la pintora Margarita Manso, con quien se casaría Alfonso Ponce de León, pintor en La Barraca y asesinado en la guerra a los 30 años, había sido la única mujer con la que García Lorca consumó una relación física. Se lo tenemos que agradecer a David Castillo, Marc Sardá y José Antonio Martín Otín, que conversaron con él y nos dejaron unos libros apasionantes.