Una segunda exposición nace desde la colección de Pilar Citoler, ahora propiedad de la DGA, en el Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos Pablo Serrano con parte de los fondos de su colección. El entusiasmo de los años 80 resumido en 50 obras que desde el martes ya se pueden contemplar. Citoler, claro, no quiso perderse el acto de apertura de esta muestra con algunas de las joyas que ella atesoró.

"Años de renovación y renacimiento", subrayó la comisaria Dolores Durán. "Un tiempo en el que abrieron los lenguajes artísticos y la ilusión", apostilló Marisa Cancela, directora del IAACC Pablo Serrano. Sus intervenciones sonaron bien e invitaron a recorrer la sala para "devorar" el trabajo de los 43 artistas representados. Pero fue la sencillez de Pilar Citoler la que de verdad enganchó al público.

Se alegró de ver "tantas caras conocidas" y expresó su deseo de que "Zaragoza alcance pronto un alto estatus dentro del arte contemporáneo". "Con vuestra ayuda estoy seguro de que lo vamos a conseguir", dijo.

Sus últimas palabras fueron para recordar que a quien de verdad pertenece la donación de sus obras es "al pueblo de Aragón".

En ese momento se escuchó en la sala un espontáneo y sentido "gracias", que a continuación reiteraron la consejera de Educación y Cultura, Dolores Serrat, y los miembros de la Fundación Circa XX que la acompañaban, José María Rodríguez Ponga, Carlos Manzano y Agustín García.

Le costó a Pilar Citoler iniciar el recorrido para ver la exposición, y es que no dejaron de acercarse personas a hablar con ella. Aspanoa, le agradecieron especialmente su apoyo a esta entidad al ceder una de sus obras.

Muchos artistas quisieron arropar el estreno de la muestra, que reúne trabajos de Miguel Ángel Campano, Sandro Chía, Juana Francés, Josep Guinovart o Guillermo Pérez Villalta. Entre otros, asistieron a la inauguración los artistas Ricardo Calero, Julia Dorado, Rafael Navarro, Jesús Pérez Bondía o Ignacio Fortún; el fotógrafo Pedro Avellaned; el periodista Gervasio Sánchez; el profesor Manuel Martín Bueno y la galerista Carolina Rojo.

Todos ellos contemplaron unas obras de arte abstracto y figurativo de mucho nivel, y con presencia aragonesa. En concreto, de José Manuel Broto, Pilar Urbano y Paco Simón. Este último acudió a la inauguración y delante de su cuadro, "del que prácticamente no tenía recuerdo", reflexionó sobre los intensos años 80: "Fue una etapa muy importante para mí en la que trabajaba con la sala Gaspar de Barcelona".

Al tiempo que su memoria se desperezaba, el pintor reconocía la gran evolución que se ha producido en su trabajo. "Pero no solo en el mío –concluía–, conozco a la mayoría de los artistas de la muestra y también han cambiado mucho". Y es que 30 años son muchos.