María Frisa: “Las mujeres no solemos reírnos de nosotras mismas”

La escritora zaragozana María Frisa acaba de publicar su libro ‘Cómo sobreviví a la madre de Pavlito (con uve)' en el que quiere mostrar algunas verdades que a las mujeres les cuesta reconocer.

Frisa, fotografiada en el paseo de Sagasta de Zaragoza
María Frisa: “Las mujeres no solemos reírnos de nosotras mismas”
Aránzazu Navarro

Empieza bien su nuevo libro. ¡Con una errata en el título!


¡No es una errata! Dentro del tono de humor y crítica del libro, quería hacer hincapié en estos padres que ponen nombres originales a sus hijos, como ‘Pavlito’, y luego los niños lo sufren toda la vida.


Se escribe mucho en España, pero ¿se escribe bien?


Según los blogs literarios ¡se escribe horrible! Pero yo creo que se escribe muy bien. Y en Zaragoza tenemos una gran cantera. Y editoriales que defienden títulos buenísimos. Y en literatura infantil y juvenil somos la mayor potencia.


Y leer ¿se lee?


Eso ya, según las estadísticas... Según mi experiencia, se lee mucho en ‘ebook’... y pirateado.


Pablito clavó un clavito. María Frisa, ¿cómo remacha sus escritos?


Intento rematarlos en alto. O con una frase lapidaria. Para que el lector acabe con una sonrisa.


Escribe el libro en primera persona del singular. ¿Le ha servido de autoayuda?


¡Sí! Mi protagonista se llama María Frisa, como yo. Y hay cosas que le pasan que sí me han ocurrido. Para crearla me basé en mis 80 mejores amigas, una frase de Terenci Moix que me encanta, y que yo creía que era un oxímoron...


Según su escrito, la mujer de hoy ¿es una mujer desesperada?


Un poco. Por la educación que hemos recibido, aún tenemos el concepto de culpa y el intento de perfección, no asumimos que no existe. Y luchamos por que nuestros hijos saquen las mejores notas, tener el matrimonio perfecto, estar delgadas y triunfar en el trabajo...


¿No es muy crítica con la mujer? ¿O es que al hombre lo ve peor?


No sé si soy crítica, pero sí creo que, fuera de los monólogos, hay pocas escritoras de humor. No solemos reírnos de nosotras mismas porque sacamos nuestros defectos. Y el humor debe partir de la autocrítica. Si la haces, puedes extenderla a todo. Dicho esto, a los hombres también les hago un repaso...


Habla de verdades que a la mujer le cuesta reconocer. ¿Por ejemplo?


Todos los armarios se nos van a quedar siempre pequeños. Y nunca estamos contentas con el pelo.


También dice que una mujer se hunde al compararse con otra. ¿Las comparaciones son odiosas?


Sobre todo si te comparas con ‘madres de Pavlitos’, que están perfectas, hacen postres, tienen la casa impoluta y sus hijos ¡no llevan rodilleras en el chándal! ¡Y todo el mundo sabe que eso es imposible!


¿Con quién le gustaría que la compararan?


Me gustaría que a mi María Frisa la compararan con Bridget Jones, la primera que se atrevió a meterse consigo misma. Y como escritora, con mi amiga Marta Sanz.


Su serie sobre 75 consejos... es todo un ‘best seller’ juvenil. ¿Para qué público cuesta más escribir?


No sé. Yo nunca pensé que podría escribir novela intimista y lo hice. Luego me pasó lo mismo con la novela infantil y juvenil. Y cuando escribía cuentos, lo hacía desde el punto de vista masculino. Quizá me costaría escribir un folletín. Pero, vamos, ya no digo nada...


No le voy a pedir 75 consejos para sobrevivir en la literatura. Pero uno al menos...


Creer en ti y trabajar mucho. La literatura es un oficio, cuestión de horas y no de esperar a las musas. Me acuerdo de Doris Lessing, que decía que hombres y mujeres escribimos de distinta manera y que ella tenía que ponerse a escribir en cuanto apalancaba a los hijos.


Usted ha dado talleres sobre cómo escribir un libro. Pero eso ¿se puede aprender en una tarde?


¡No! Para escribir, primero, hace falta tener unas actitudes. Pero también aprender la técnica y los recursos. Lo que sí es imprescindible para escribir es ser un gran lector. Y de todo tipo de géneros.


Haberse licenciado en psicología clínica, ¿le ayuda a seguir emborronando cuartillas?


No mucho... Aunque en psicología aprendes muchos arquetipos, útiles para configurar los personajes. Y también te aporta observación.