Teresa Sevillano: "mi madre me inculcó la necesidad de ser independiente"

Dice que la mujer es la gran olvidada e ignorada en el mundo rural y lucha contra ello desde la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales.

Teresa Sevillano: "mi madre me inculcó la necesidad de ser independiente"
Teresa Sevillano: "mi madre me inculcó la necesidad de ser independiente"
Guillermo Mestre

La lectura le abrió la mente y los ojos y supo que su vida estaba marcada por la enseñanza. Y Teresa Sevillano (Ejea, Zaragoza, 1952) lleva en ese mundo 30 años, dedicada a los mayores, primero, a los niños, siempre, y sobre todo a la mujer. Presidenta en Aragón de Fademur (Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales), que lucha por hacer visible a la mujer del mundo rural y potenciar su papel en la sociedad, trabaja en el Centro Rural de Innovación Educativa desde el que busca sentar las bases de una sociedad igualitaria, precisamente, ayudando a educar a críos procedentes de la escuela rural, esa en la que se convive sin diferencia de edad ni de sexos.


-Es usted maestra.

Siempre he trabajado en ello. Yo saqué la plaza de Educación Infantil en Ejea, pero mi primer trabajo fue de educación de adultos, en un programa precioso del Fondo Social Europeo. Fue también en Ejea, para toda la comarca, y hacíamos mucha formación porque venía gente que no sabía leer ni escribir y con un gran interés por aprender. Estuve ocho años, después 12 en Infantil y llevo ya 10 en el Centro Rural de Innovación Educativa, que me apasiona. Me obliga a ir y venir a Zaragoza, pero me gusta mucho. Es un centro al que acuden niños de 11-12 años de pueblos en los que solo hay una clase en su escuela por lo que no conviven con críos de su edad porque no hay. Lo hacen aquí y son muy felices.


-Lleva, pues, toda la vida en Ejea.

Cuando aprobé la oposición me dieron Ejea porque al ser la primera promoción pude elegir, y todos me felicitaban, pero a mí casi me deprimió porque pensé que iba a estar allí toda mi vida, sin embargo, nunca se sabe hacia dónde te lleva y estoy encantada con lo que he hecho y hago.


-Su trabajo es revitalizar el mundo rural.

Sí, el primer grupo de toda España se creó hace 30 años en Teruel, y se hizo por compensar con el alumno del mundo rural.


-Una comunidad como Aragón con un alto índice de despoblación y un gran mundo rural vive muy de espaldas a él.

Y tenemos tantas cosas que darnos y aprender unos de otros... esta es, precisamente, una de las patas de Fademur (Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales) y por ello le dedico mucho de mi vida, porque, además, buscamos establecer colaboraciones entre el mundo rural y el urbano, que no se pierda lo que se hace artesanalmente, dar a conocer este trabajo y que quienes lo hacen puedan vivir de él.


-Sin él no existiríamos.

Es eso que se dice que al médico vamos una vez a la semana, a la escuela de lunes a viernes, pero comer, comemos todos los días... En el mundo rural de lo que se vive sobre todo es de la agricultura y la ganadería y hoy todo el mundo necesitamos de ello.


-Mujer y mundo rural son dos esferas de por sí complicadas

En Fademur hicimos un estudio en profundidad sobre la mujer, tanto en el mundo rural y como en el urbano, en el que se mezclaban experiencias vitales y la conclusión era que en los pueblos las mujeres éramos las grandes olvidadas y, además, las grandes ignoradas.


-Realizan todo tipo de trabajos sociales y se da por hecho que tienen que hacerlo.

La mayor parte trabaja en casa. También hemos analizado la diferencia que existe respecto a la dependencia entre la ciudad y los pueblos, donde los cuidadores son fundamentalmente mujeres y no tienen ayuda. Son las madres, hijas, esposas y nueras, porque se entiende que va dado cuando te casas, y aunque trabajen fuera de casa. Y si hay explotación agraria, no tienen remuneración ni reconocimiento. Así sucedía hasta que se aprobó la Ley de Titularidad Compartida de las Explotaciones Agraria, en 2011, aunque han sido muy pocas las mujeres que en Aragón se han acogido a este derecho.


-Cómo llegó a este mundo.

Me fui metiendo. Mi madre siempre trabajó fuera de casa y me inculcó la independencia económica. He sido de una familia matriarcal que me mimaba mucho, pero mi madre siempre me insistía en que fuera independiente. Hubo un libro, ‘Un casamiento convencional’ de Doris Lessing que me marcó mucho, me hizo pensar, me abrió los ojos... Yo era muy joven, tenía unos 20 años y con un grupo de mujeres de Ejea empezamos a movernos, porque era el comienzo de la democracia y y teníamos muchas ganas de hacer cosas. Formamos la primera asociación de mujeres y después el Foro de Mujeres Progresistas, aunque siempre tuve la inquietud de participar en algo más amplio, de referencia nacional. Cuando conocí Fademur encontré lo que buscaba, porque no solo era una asociación de mujeres para ir de excursión, sino que fomentaba el empleo femenino, que la mujer sea ella misma e independiente.


-La independencia económica genera también la intelectual.

Y da mucha tranquilidad y ayuda a enfrentarte a lo que te surja.


-La homosexualidad y la violencia de género se viven muy distinto en el mundo rural que en el urbano.

Se oculta mucho en ambos casos. La violencia es la misma pero se visibiliza menos porque pueden darse situaciones complejas, como que ante quien tienes que denunciar es la familia de tu agresor. Por eso las sedes de Fademur, y la Unión de Pequeños Agricultores, son centros de acogida o donde las mujeres puedan acudir, de ayuda, donde encontrar apoyo.


-Acaba de estar en el IV Congreso Nacional de Responsabilidad Social Empresarial, en Zaragoza.

Una de las patas de Fademur también es el respeto al medio ambiente, y desde el pilar fundamental que es la formación y el apoyo a la mujer rural, impulsamos el autoempleo e intentamos hacer visible su trabajo, sacar al mercado todo lo que hacen. En ese camino laboral apoyamos mucho la recuperación y el mantenimiento de la gastronomía, confección, las costumbres... para que no se pierdan y para darles el valor que se merecen. Productos artesanos que generen empleos de calidad, por ello damos 10 Huellas de Carbono al año en España y dos de ellas han sido en Aragón.


-Con gente como usted se puede cambiar el mundo.

Ja, ja, ja... Ahora, afortunadamente hay una gran concienciación y todos tenemos mucho que decir para la sostenibilidad, e intentamos hacerlo con quienes vienen a nosotras. A los niños les digo que hay que comprar nuestras cosas, pero por puro egoísmo, porque están más ricas, son más frescas y contaminan mucho menos.