"La limosna es un parche que no soluciona nada"

Rafael Trívez
Coordinador del proyecto Casa Abierta

Rafael Trívez, en el espacio de Casa Abierta del albergue de Zaragoza.
Rafael Trívez, en el espacio de Casa Abierta del albergue de Zaragoza.
josé miguel marco

Hace unos días, de madrugada, camino de casa, me emocioné.

¿Qué le ocurrió?


Hacía un frío que pelaba. Y un viento helador. Entre Cuéllar y Sagasta vi cómo recogían a unas personas sin techo abigarradas en un cajero. Entendí que en el mundo hay gente que merece la pena.

En Zaragoza hay muchísima gente que merece la pena, gente que lucha por ayudar al que más lo necesita. Hay nueve entidades que forman la Coordinadora de Centros y Servicios para personas sin hogar de Zaragoza: el Albergue Municipal, el Refugio, las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, la asociación San Blas para los sin techo, la fundación La Caridad, los capuchinos de San Antonio, Cáritas, Cruz Roja y el Carmen.


Me impresionó que en medio de la noche gélida se desvivían por

auxiliar a esas personas abandonadas.

Voluntarios que trabajan en la calle están los de la Cruz Roja y Casa Abierta. En Zaragoza hay 180 personas. Afortunadamente, este año no ha fallecido nadie en un cajero a causa del frío polar.Les recibirán con los brazos abiertos cuando acuden en su ayuda...

No crea. No es tan sencillo coger a una persona y llevártela. Hay una metodología: crear un vínculo para luego generar una mejora de su situación. Los casos crónicos, los más duros de entre los duros de la calle, los tratamos en Casa Abierta, un proyecto de la parroquia del Carmen y del Albergue Municipal. El proyecto nació hace 18 años. Yo llevo diez coordinándolo.


¡Qué maravilla!

Acogemos al colectivo de personas más deterioradas de la calle, los más vulnerables, los más aislados, los que rechazan todo. Gente que no sabe ni abrigarse. Algunos llevan 40 años en la calle. También hay que considerar las adicciones y los trastornos mentales.


¿Qué les dan?

Hay 35 voluntarios que se entregan por estas personas. No les podemos arrebatar lo único que les queda, la libertad. En Casa Abierta queremos que tengan su casa y su libertad. Las normas son mínimas: respeto entre ellos y a los voluntarios, e higiene. Los horarios son libres. Pueden entrar y salir cuando quieran. Podemos decir que en Zaragoza nadie está abandonado: está Cruz Roja y estamos nosotros. La calle es durísima, lo peor. En la calle prevalece la soledad, el miedo y la rutina.


Pero se ven grupos de personas sin techo juntas...

Aunque vea grupos, no quiere decir que no tengan soledad. En la calle hay relaciones de autoprotección y de interés. La calle hace extraños compañeros de cajero...Utiliza el eufemismo de personas sin techo. ¿Por qué no les llama indigentes?

No son indigentes: indigente significa que no tiene medios.


O vagabundos.

No son vagabundos: muchos no vagan, son sedentarios.


O transeúntes.

No son transeúntes: ya no transitan de ciudad en ciudad.


Y son en su mayoría hombres.

Es cierto. Solo el 10 por ciento de los personas sin hogar son mujeres. La mujer es mucho más fuerte psicológicamente que el hombre. Le cuesta mucho más romper el vínculo familiar.


Suelen pedir limosna...

La limosna es un parche que no soluciona nada, una manera fácil de no arreglar nada. Además, más de la mitad de las personas que piden limosna en Zaragoza pertenecen a mafias organizadas, habitualmente de otros países. Funcionan como franquicias y cambian de ciudad. Se reparten barrios, las mejores puertas para pedir, las mejores esquinas.


Qué horror...

Suele ser gente conflictiva, peligrosa, que nada tiene que ver con las personas sin hogar. Si la gente de buena fe quiere hacer una donación, hay muchísimas entidades que emplearían ese dinero de forma productiva. Desde luego, si alguien tiene inquietud por ayudar a una persona sin hogar, puede hacerse voluntario. Eso se llama responsabilidad ciudadana.