Lección de dignidad del Aragón, que acaricia la gesta

El conjunto de Demetrio Lozano se volvió a dejar la vida, venció al Aranda y se acerca a la permanencia

Con este ímpetu penetró el gigante Alberto Val en la defensa del Villa de Aranda.
Con este ímpetu penetró el gigante Alberto Val en la defensa del Villa de Aranda.
aránzazu navarro

Es mejor luchar que llorar. Llorando se ganan pocos partidos. Luchando sí se puede ganar. Ayer lo evidenció el BM Aragón, que en un ejercicio de dignidad y vergüenza torera superó de forma tan agónica como justa al Villa de Aranda. Los puntos capturados acercan cada vez más la permanencia en la Asobal, que ahora solo queda a un punto. Llorando se camina hacia la División de Plata. Luchando se camina hacia la salvación.


Y eso que le sobraban motivos para llorar a Eduardo Acón, que junto a Vicente Gracia Forcén evitó la desaparición del club en el último momento. Sin apenas dinero y con un lastre generado por un concurso de acreedores que superaba el millón de euros, comenzaron a trabajar. Iniciaron el curso con los chavales de la cantera y con los pocos jugadores que quedaban de los tiempos de gloria con residencia en Zaragoza: Amadeo, Val y Asier Antonio. Asier Antonio se piró en diciembre a Portugal porque allí obtuvo un contrato mejor conMariano Ortega.


Pese a quedarse en cuadro, en Zaragoza nadie abrió la boca. Demetrio Lozano, Míchel Martín y Chechu Gargallo continuaron currando a tope, sin lamentarse de nada. A Eduardo Acón no le gustan las excusas; a Acón le gustan las soluciones.

Demetrio se calzó de nuevo las zapatillas. Para buscar un portero, un amigo despertó a Julio Rodríguez de la cama a la una de la mañana. Julio le dijo que si estaba loco, pues hacía un par de años que se retiró en Huesca. Demetrio y Julio, dos refuerzos de postín. La guinda la puso Álvaro Ferrer hace unos días. Con los dos internacionales juniors, Ariño y Del Valle, queda un siete bien guapo. Ayer lo demostraron en la primera parte, sacando de la pista al Villa de Aranda. En el segundo acto, el BM Aragón acusó el factor fatiga. Remontaron los castellanos, que llegaron con opciones e los minutos finales.


Con 31-30, Demetrio Lozano disfrutó de una bola para sentenciar. Le fallaron las fuerzas a Deme, que en los primeros 30 minutos lo bordó. El Villa de Aranda tuvo una bola para empatar, pero a falta de ocho segundos, Julio Rodríguez sacó por intuición el tiro envenenado de Patrianova. Sin campo de visión, entre una nube de jugadores, Julio demostró su entidad, su experiencia, la cantidad industrial de vídeos, de horas que ha entregado al balonmano. Qué decir de Deme, de Amadeo, de Val, de Álvaro Ferrer, de los chavales. No sé si se salvarán (sí lo sé pero me callo...). Si no se salvan, Eduardo Acón los invitará a comer a final de temporada a la sociedad gastronómica El Cierzo y tan felices. Porque, de eso no tengan duda, celebrarán que como ayer, se han dejado la vida. Al BM Aragón no le gusta llorar. Le gusta luchar. Ese es el camino que conduce a la victoria.