Elisabeth G. Iborra: “Hay que desdramatizar todo, incluido el amor”

La periodista Elisabeth G. Iborra publicó en 2014 "Este año, sí", novela en la que plantea las herramientas para que que todas las personas puedan cumplir sus propósitos.

Iborra, fotografiada en su Zaragoza natal
Elisabeth G. Iborra: “Hay que desdramatizar todo, incluido el amor”
Asier Alcorta

Publica ‘El amor me persigue, pero yo soy más rápida’. ¿Se puede ser más rápido que el amor?


Yo huyo, ¿eh? Y se me da bien. Pero al final, cuando te pilla el enamoramiento, escaparte y salir ileso es bastante complicado.


Según ‘Lo que necesitas es amor’, si el amor llama a tu puerta, hay que abrirla sin pensarlo más...


Totalmente, hay que tirarse siempre, en plancha. Al final, siempre te vas a levantar. Pero hay que tirarse al barro porque vivir sin sentir no es vida.


Afirma que se documenta e investiga mucho antes de escribir. ¿Cómo se documenta sobre amor? ¿Con pelis de Meg Ryan?


¡No! Alguna sí, pero he visto más pelis francesas y latinoamericanas. Esta novela es más bagaje de lo que escrito antes, y he escrito mucho sobre relaciones, solo que ahora lo he sacado en forma de ficción. Y ya había leído y visto mucho, y no solo romántico.


Oiga, pero yo lo he oído decir que no cree en el amor...


Es que no creo. Creo en el proceso químico del enamoramiento, que normalmente es mutuo, porque una atracción es muy difícil de evitar. Pero el concepto de amor me parece una construcción cultural. Por esto digo que mi novela es arromántica, no va de amor a la antigua usanza. Yo creo que hay que desdramatizar todo, incluido el amor. No pasa nada porque se acabe. Ya vendrá otro.


En 2014 publicó "Este año, sí". Y entonces, este 2015, ¿qué?


¡Pues amor! ¡Y a todos los niveles! A mí ya me gustaría. Si hay alguno parecido al personaje de mi novela, que llamé al Heraldo y le dais mi mail. Pero también me refiero al amor como solidaridad. Cuando no hay dinero, está muy bien que todos nos apoyemos.


O sea, que los brotes verdes tienen que ser de optimismo.


Y de cariño. De entregarte a los demás. Sin los demás no somos nada.


Cumplir los propósitos de año nuevo, ¿es algo posible?


En mi caso, no.


Pero ¡si ha escrito sobre eso!


Sí, pero porque me documento y consulto a los expertos y me cuentan lo que hay que hacer. Pero luego cada uno tiene que tener fuerza de voluntad. Y yo creo que no hay que flagelarse tanto.


Y hablando casi de imposibles, ¿cómo es posible escribir nueve libros en apenas diez años?


Enfocada en ello. ¡No he hecho otra cosa! Y me lo paso muy bien. Este último lo he escrito en dos meses. Pero sin salir de casa y 19 horas pegada al teclado. Dormía cuatro o cinco horas, me iba a correr, se me ocurrían escenas y llegaba a casa rápido para escribirlas.


Libro tras libro, se ha encargado de desmontar mitos. ¿Cuál le queda por atacar?


¡Un montón! Hay un tema del que me encantaría escribir: las cortinas de humo. Me parecería divertidísimo.


¿Lo cree divertido?


Sí, pero le tienes que echar sorna.


Es usted de las pocas personas que conozco que publica libros y se siente, ante todo, periodista...


A mí de pequeña me tenían que prohibir leer porque si no, no me dormía. Y me parece pretencioso considerarme escritora. Casi todos mis libros son periodísticos, aunque ahora lance una novela. Y mis referentes literarios son tan bestias que no puedo compararme con ellos.


Su mayor ‘best seller’ ha sido ‘Anécdotas de enfermeras’, ¿ha vuelto a pisar un hospital?


Por desgracia, sí. Pero es mi peor libro, el más fácil: tan solo hacer entrevistas, transcribirlas y editarlas. Yo jamás imaginé que tendría éxito. Después me propusieron hacer otro sobre anécdotas de la Seguridad Social. Y me negué. No quería hacer un libro de bromas en un momento tan malo.


Y de periodista, ¿cuántas anécdotas podría escribir?


Pues ¡sería necesario! Y me gustaría que los compañeros compartieran sus historias para que la gente viera que la culpa no es nuestra.