Cierra la histórica librería zaragozana Asís tras 42 años de vida cultural

Inaugurada el 1 de julio de 1972, estaba especializada en la venta de libros de texto

La crisis y la nueva forma de distribución de las editoriales la han abocado a desaparecer

Otra librería histórica que dice adiós. Asís, que desde julio de 1972 abría sus puertas en la calle del Marqués Casa Jiménez (junto al hotel Palafox), las cerrará para siempre el próximo viernes, tras saldar el material de oficina y regalo que tiene aún en su interior. El escaparate ya evidencia las huellas del cierre, y un humilde cartel avisa desde hace unos días: "A todos nuestros clientes y amigos: muchas gracias por la confianza depositada en nosotros todos estos años, deseando que hayamos contribuido a satisfacer sus necesidades".


Javier Calvete, dueño del establecimiento, aseguraba ayer que "en los últimos tiempos, el 75% de nuestras ventas eran libros de texto. Como las editoriales están puenteando al negocio tradicional y vendiendo directamente a colegios y asociaciones de padres, ya nos resulta imposible mantener abierta la librería".


Asís ha sido víctima de los nuevos usos en la distribución de los libros de texto. Usos que preocupan, y mucho, en el sector. A Eva Cosculluela, presidenta de la Asociación de Librerías de Zaragoza, el cierre no le sorprende, aunque lo lamenta profundamente. "Para una librería tradicional es muy difícil seguir abierta en estos tiempos –señala–. Tenemos muy poco margen comercial, ya hace tiempo que ajustamos los gastos fijos y los redujimos todo lo posible, y la crisis está siendo excesivamente larga. Así se puede resistir un tiempo, pero no mucho".


Cosculluela reivindica la librería como el lugar idóneo para comprar libros. "Y lo es por muchos motivos –subraya–. Lo que no tiene sentido es que las editoriales estén haciendo descuentos mayores a las asociaciones de padres que a los libreros, extendiendo así la injusta y falsa imagen de que somos muy caros y queremos hacer negocio con los estudiantes. Nosotros seguimos empeñados en que los libros se compren en las librerías".


El caso es que el huracán de la crisis se ha llevado por delante a la librería Asís. Javier Calvete la compró el 30 de abril de 2010. "En ese momento –aseguraba ayer– era un negocio histórico y viable, con fuerte implantación en varios colegios que compraban sus libros en ella. Yo quería tomar las riendas del negocio y pasárselo a mi hijo para que se ganara la vida con él. Pero al año siguiente de comprar la librería las editoriales ya empezaron a vender directamente a colegios y padres y empezamos a perder dinero. Ha sido imposible seguir".

Toda una vida en la Asís

Calvete adquirió la librería a Mariluz Martínez Largo, propietaria y fundadora, que ayer recordaba: "Asís abrió sus puertas el 1 de julio de 1972 , y aunque no tengo nada que ver con ella ahora, la verdad es que me da una pena tremenda que cierre y desaparezca para siempre. Después de enterarme de la noticia estuve varios días sin dormir".


Mariluz Martínez la vendió no sin cierto sufrimiento. "En 2010 yo tenía ya 68 años y llevaba 38 trabajando en ella. Casi puede decirse que mis hijas me obligaron a dejarlo, alegando que ya había llegado el momento de descansar. Dicen que la crisis había empezado en 2008, pero la verdad es que entonces, en 2010, yo no la había notado lo más mínimo".


Asís nació un poco por casualidad, pero se afianzó en plena Transición como librería general (también ofrecía material de papelería y regalos) y de texto, para alumnos de 3 a 18 años. Aunque en su interior ofrecía todo tipo de obras, se especializó en los libros escolares. Los alumnos de colegios como Santa Rosa, Compañía de María o Escolapios compraban allí los libros de texto y sus dependientas (Engracia, Isabel y Ana) eran muy conocidas y queridas.


"Tenía la mejor clientela de la ciudad, y lo digo sin presumir –evoca Mariluz Martínez, que recibió hace años la medalla de plata de la Asociación de Libreros de Zaragoza–. Hemos llegado a atender a tres generaciones de una misma familia y la verdad es que eso me llenaba de orgullo. En la librería he sido muy feliz, y puedo decir con toda sinceridad que, más que clientes, lo que yo he tenido han sido amigos".