Carlos Buesa, director general de Oryzon: "Explicamos a inversores por qué la ciencia en España sí es buena"

La empresa fundada por este zaragozano acaba de vender a la farmacéutica Roche una molécula y sus patentes por 21 millones de dólares. Ya han logrado "desenchufar" en animales el mecanismo que provoca las recaídas de enfermos de leucemia. Si siguen los avances, el acuerdo superará los 500 millones.

Carlos Buesa (Zaragoza, 1961) es el fundador de la empresa biotecnológica Oryzon.
Carlos Buesa, director general de Oryzon: "Explicamos a inversores por qué la ciencia en España sí es buena"
Enrique Cidoncha

-¿Por qué apostó por la biología y cuándo se decidió a montar su propia empresa?

Estudié en el Instituto Goya y ahí ya tenía esta inquietud. Como no había facultad de Biología en Zaragoza, estudié la carrera en Barcelona. Después hice una tesina en el CSIC, la tesis doctoral en la facultad de Farmacia y estuve en una estancia postdoctoral en el extranjero.El salto del mundo universitario a montar una empresa lo di junto a Tamara Maes en 2001. Ese año, con unas ideas claras, unas pocas ayudas públicas y dando el conocido ‘sablazo’ a amigos, familiares y a otras personas, logramos juntar un millón de euros. Un año después conseguimos la entrada del primer fondo de capital riesgo.


-Sus últimos trabajos han estado enfocados en la lucha contra el alzhéimer y la leucemia, ¿siempre han sido sus objetivos?

No. Al principio, como empezamos con poco dinero, no había manera de plantearse trabajar en salud humana. Es mucho más caro, así que empezamos con aplicaciones de agrobiotecnología, como conseguir variedades de arroz no transgénico, etc. En 2008 conseguimos una ampliación de capital importante, de casi 9 millones, y ya nos lanzamos a desarrollar nuestras primeras células terapéuticas.


-¿Qué hace la molécula en la que han centrado su investigación y que acaban de vender?

Tiene un papel fundamental en las recaídas de leucemia. Las leucemias se tratan y en muchos casos se consigue una primera remisión del paciente. Pero una parte importante recae al cabo de un tiempo. Esa recaída está relacionada con unas células en la médula ósea, llamadas células madre leucémicas, que están escondidas, que son difíciles de matar y que dependen de una serie de genes para que funcionen. Se ha demostrado en animales y cultivos que uno de estos genes, el denominado LSD1, es un interruptor que necesitan que esté continuamente enchufado. Si, como hace nuestra molécula en animales, consigues apagar la proteína que es codificada por ese gen, la célula madre leucémica se para. Si lo que se ha visto en animales también se reproduce en los ensayos clínicos en humanos, estaríamos en disposición de intentar atacar las recaídas.


-¿En qué consiste el acuerdo con la farmacéutica Roche?

Consiste en que cedemos en exclusividad la licencia para explotar comercialmente en todo el mundo nuestra molécula contra la leucemia y las dos patentes que están detrás. Por ello nos pagan 21 millones de dólares, y luego tenemos bastante más de 500 millones de dólares en concepto de hitos. Nosotros vamos a terminar ahora la fase 1 y les daremos la molécula. Ellos seguirán, y cuando vayan pasando por fases o la vayan probando en otros cánceres u enfermedades no cancerosas, por cada escalón nos desembolsarán cierta cantidad de dinero. Además tenemos royalties de doble dígito sobre las ventas.


-¿Qué significa?

Que sobre las ventas que haga Roche, recibimos más del 10%. Si por ejemplo venden en un año unos 2.500 millones de dólares, ese año recibimos varios cientos de millones en royalties.


-¿Con este escenario han aumentado mucho su personal?

No, mantenemos un equipo relativamente liviano. Ahora somos unas 30 personas, que sería el equivalente a un pequeño departamento universitario.Tenemos gente muy experta en áreas muy concretas. El acuerdo supone un salto muy importante para nosotros como empresa, pero también para todo el sector español. El acuerdo permite demostrar que aquí también trabajamos bien.


-Se ha ido mucho talento de España, ¿volverá?

Un país tiene que ver con naturalidad que el talento salga fuera, porque el talento es global.Pero hay que generar un tejido social y productivo que absorba ese talento. Tenemos que apostar en el largo plazo por ser un país de sueldos altos, de alto valor añadido, aunque esto no ocurre de la noche a la mañana.


-¿Qué planes de futuro tienen?

Ahora hemos abierto una sede en Cambridge, Massachusetts. Además hemos fichado a un director financiero global. Nuestro camino, sin prisas, es ir hacia una salida en el mercado bursátil Nasdaq.


-¿Qué plazos se han puesto?

Entre 12 y 24 meses, como mucho. Llevamos una temporada yendo a Estados Unidos. Te tienen que conocer y el acuerdo conRoche y la filial en Massachusetts nos ha permitido ponernos en el mapa. Ahora llevamos unos meses de reuniones con inversores y expertos del sector, explicando por qué las moléculas que trabajamos son prometedoras, por qué la ciencia en España sí es buena, cuáles son los proyectos y qué es lo que haríamos con una perspectiva de futuro económico más alta. Eso genera un ambiente en el que al final la gente se olvida de que eres español.


-¿Es bueno que pase desapercibido el origen español de las empresas?

Ni bueno ni malo, pero al final te ven ya como una empresa internacional, que es líder en un pequeño segmento de la actividad.No podemos serlo en más cosas porque no tenemos ni los medios, ni la gente, ni la tradición. Pero eso que hacemos lo hacemos bien y cada día tenemos que incidir en ello en los ámbitos internacionales.No puedes ir perdonando la vida a nadie, pero tampoco hacerte de menos.


-¿Qué aconsejaría a la DGA para poner al día a Aragón en materia de innovación?

Los instrumentos públicos funcionan y hay algunos que se han empleado con éxito en Estados Unidos y Europa.En España, el problema es que se emplean de forma discontinua. En Aragón hay una magnífica universidad y talento. Hay que saber también que no se puede competir en todo. La Comunidad tiene fortalezas en materia de agrobiotecnología. También en las ingenierías, porque hay un sector industrial.Y creo que hay que apostar también por las ingenierías de procesos, en especial los logísticos, de creación de nuevos servicios.