Urge una reacción

El CAI Zaragoza necesita superar hoy al Laboral Kutxa (20.30, pabellón Príncipe Felipe) para no comprometer aún más sus opciones de acceder a la Copa del Rey.

El CAI se mueve entre incertidumbres. Es un equipo voluble, inconstante e imprevisible, que sigue ofreciendo numerosos altibajos. En ocasiones se distingue por ser un bloque solidario, comprometido, perseverante en el esfuerzo, con una amplitud de recursos devastadores y una convicción en su juego capaz de intimidar a cualquiera de sus oponentes. La victoria ante el Unicaja, actual líder de la competición, se sitúa en ese contexto. También las actuaciones frente al Reggio Emilia italiano o el Brose Bamberg alemán, ambos en el torneo continental, y contra el Murcia y el Bilbao Basket, en la Liga Endesa, contemplaron una propuesta seductora y grandes momentos de brillantez colectiva.


Sin embargo, el CAI tiene otro aspecto, muy enfermizo, que exhibe con demasiada frecuencia y que le condena irremediablemente a la derrota. Los tropiezos ante el Sevilla y –el más reciente– contra el Andorra, evidenciaron una importante desconexión de muchos de los jugadores de la plantilla. Se abandonan rutinas y automatismos, y el cuadro aragonés se vulgariza, se torna previsible, se desangra en defensa y presenta numerosos síntomas de flaqueza y dejadez.


El varapalo del pasado domingo resultó especialmente doloroso. No sólo por el desenlace y la imagen ofrecida, sino por la oportunidad que desperdició el conjunto zaragozano. Ganar en Andorra conllevaba una recompensa considerable, y más aún cuando el Valencia Basket y el Murcia, dos rivales directos, habían doblado la rodilla contra todo pronóstico en las pistas del Gipuzkoa y el Manresa, respectivamente. Era un paso gigantesco hacia la Copa del Rey. Pero el CAI no alcanzó la altura requerida y, tras exhibir en Andorra su perfil más vulnerable, acabó encajando una derrota tan merecida como contundente.


Entre dudas y errores, con sus desconexiones, con sus altibajos, con sus caras opuestas, el CAI comparece hoy a una cita de enorme dificultad: recibe al Laboral Kutxa (20.30), un equipo de Euroliga que, tras protagonizar un indeciso inicio de competición, se presenta a la cita en su mejor momento de la temporada. De hecho, viene de destrozar al Baloncesto Sevilla (100-60) en la jornada anterior.


El cuadro de Ruiz Lorente ha quedado ahora en una situación comprometida, aunque aún tiene un reducido margen de error. Mientras, su adversario se halla en un escenario mucho más dificultoso, ya de máximo riesgo, en la lucha por acceder a la Copa del Rey. En este sentido, el Laboral Kutxa está obligado a ganar hoy a los zaragozanos para seguir optando al torneo del KO. El conjunto de Ibon Navarro contabiliza seis victorias, transcurridas 13 jornadas de la Liga Endesa. La irregularidad del equipo vasco es manifiesta. Sus fisuras atrás son de gran magnitud, lo que ha lastrado su rendimiento desde el inicio de la temporada. Además, no ha ganado aún en ninguno de sus desplazamientos. Su último triunfo fuera de casa se produjo, precisamente, en la pista del CAI Zaragoza en el curso liguero anterior. Fue el pasado 18 de mayo. Desde entonces, siempre ha doblado la rodilla.


El Laboral Kutxa se presenta a la cita con Darius Adams y Mike James, su nueva pareja de bases, quienes ya actuaron –y con grandes prestaciones– en el partido del pasado domingo. Ellos suplen la ausencia de Thomas Heurtel, traspasado recientemente al Anadolu Efes turco. Hoy también será el último partido de Sasha Vujacic, ya que el club vitoriano tiene previsto ejecutar la cláusula de rescisión sobre el alero esloveno. De hecho, ayer anunció la contratación de su sustituto, Ben Hansbrough, quien reforzará al equipo hasta el final de la temporada.


El duelo se presume vital para el devenir de ambos conjuntos en la Copa del Rey, competición que se ha encarecido aún más en las últimas semanas. Para el CAI, la derrota supondría un importante retroceso, a falta de tres jornadas para el término de la primera vuelta. Para el Laboral Kuxta, el paso en falso sería ya irreparable.