Auge y caída del 'fratello' de Pau Gasol

Sasha Vujacic, doble campeón de la NBA con los Lakers, viajó ayer con el Laboral Kutxa y hoy disputará su último partido como jugador baskonista.

Hace un lustro Sasha Vujacic (Maribor, 1984) surfeaba por la cresta de la ola del baloncesto mundial y del papel couché. La billetera rebosaba, ya que percibía un salario de 5,5 millones de dólares (4,6 millones de euros) por temporada. Paseaba su melena perfectamente descuidada por el Sunset Boulevard de la mano de la sexy Maria Sharapova, la tenista que entonces ganaba más piropos que títulos. Devoraba ostras con champán en los más exclusivos restaurantes de Los Ángeles. Y llevaba la palabra VIP pintada en la frente, en las galas y en los eventos de las celebridades más célebres del planeta.


Una ajetreada agenda social en la que también rescataba tiempo para invertirlo en su profesión: escolta de los Lakers. Desde 2004 hasta diciembre de 2010 disfrutó del privilegio de integrar la plantilla de la franquicia más glamurosa de la NBA. Nada es comparable a vestir la camiseta púrpura y oro que mitificaron los Mikan, Chamberlain, West, Baylor, Jabbar, Magic Johnson, O’Neal y Kobe Bryant. Los hoteles en los que descansan sus jugadores siempre son de lujo. Y los desplazamientos se acometen en los más suntuosos aviones privados. En ese mundo en el que Jack Nicholson es vecino de asiento, encajó como un guante Vujacic.


El esloveno, criado deportivamente en Italia, desembarcó en la soleada California a los 20 años, con una mueca perenne de felicidad. Pese a que su arsenal de recursos era limitado, supo exprimir su virtud más deslumbrante: el tiro desde el perímetro. Fue un actor secundario –pero protagonista– en la reconversión del proyecto post Shaquille O’Neal. Una travesía por el desierto que finalizó con el fichaje de Pau Gasol en febrero de 2008. La inclusión del pívot de Sant Boi al elenco que dirigía Phil Jackson supuso el toque definitivo en la receta cocinada por el Maestro Zen.


Así, llovieron dos anillos consecutivos en 2009 y 2010. En aquellos tiempos de prosperidad, Vujacic entabló una intensa amistad con el mayor de los Gasol, al que llamaba cariñosamente ‘Fratello’ (hermano en italiano).


El balcánico, estancado en su faceta de especialista, jamás progresó ni se caracterizó por su voluntad de superación. A los 26 años ya había logrado, y por partida doble, lo que leyendas como Karl Malone o John Stockton no alcanzaron en sus prodigiosas trayectorias. De forma inconsciente o no, inició un descenso a los infiernos de la intrascendencia. De los Lakers a los Nets y, de ahí, de regreso a Europa. Fracasó en el Efes y en el Reyer Venezia. El pasado 28 de octubre el Laboral Kutxa asumió el riesgo de apostar por este talento con más pasado que presente. Los dos primeros partidos –frente a Manresa y Galatasaray– parecían dar la razón a Josean Querejeta. Solo fueron un espejismo que terminó de desvanecerse con el relevo en el banquillo. Ibon Navarro ha priorizado a Fabien Causeur sobre el esloveno, al que ha otorgado un papel testimonial. La de esta noche será su última actuación como baskonista. Su sustituto, Ben Hansbrough, ya está en Vitoria. Al ‘fratello’ Vujacic le aguarda probablemente otro contrato en Estambul.