Siete clonadores de tarjetas se enfrentan a 80 años de cárcel por un botín de 546 €

La Audiencia Nacional juzgará en febrero a la banda, que dio golpes en varias ciudades y que lideraba una pareja de Zaragoza

La Audiencia Nacional sentará el próximo mes en el banquillo de los acusados a los siete integrantes de una presunta banda de clonadores de tarjetas de crédito, para los que la Fiscalía pide penas que suman 80 años de prisión por ocho golpes con los que lograron un exiguo botín: 546 euros. Porque parece que no habían adquirido demasiado destreza en la falsificación de las bandas magnéticas y en muchos de los comercios en los que intentaban usar los ‘plásticos’ falsificados la operación no era aceptada. Pero poco le ha importado eso a la acusación pública, que les ha imputado una retahíla de delitos: pertenencia a organización criminal, falsedad de tarjetas de crédito, estafa continuada, falsedad en documento oficial e incluso tenencia de armas prohibidas.


Según la Fiscalía, en la cúspide de esta organización delictiva se encontraba Alfredo D. G., afincado en Zaragoza y al que defiende el letrado Juan José Serra Peñafiel.Para el ministerio público, no hay duda de que este era quien se encargaba de repartir las tareas y de relacionarse con todos los miembros de la banda. Afirma esta parte que entre sus cometidos también figuraba el de adquirir las numeraciones de las tarjetas bancarias, así como su fabricación mediante la manipulación de las bandas magnéticas.


Auxiliando al líder de la organización se hallaba su mujer, la también acusada Claudia Penélope G. B., a la que la Fiscalía atribuye las funciones de probadora y pasadora. Como tal, se encargaba de comprobar que las tarjetas falsificadas funcionaban correctamente para distribuirlas después entre el resto de integrantes de la banda. Entre estos últimos se incluirían Gregorio L. G., Oswaldo Javier M. B. y Manuel Antonio G. P., quienes "eran los encargados de buscar y negociar mercados conniventes en los que utilizar las tarjetas falsificadas". Completaban el grupo David José D. O. y Andrés Alfonso J.R., quienes, supuestamente, tenían como tarea fabricar los soportes físicos de las tarjetas y documentos de identidad.

Fallaron las tarjetas

La Policía sospecha que este grupo itinerante pudo hacer reintegros en numerosos cajeros automáticos, pero lo cierto es que solo se les ha podido vincular con ocho estafas perpetrados en Zaragoza y Valencia. Y lo cierto es que en cinco de ellos no lograron su propósito, bien porque fallaron las tarjetas o porque los encargados de los establecimientos se dieron cuenta del fraude. De ahí que la Fiscalía únicamente haya podido probar operaciones fraudulentas por importe de 546 euros.