Otras metodologías

asistimos al justo reconocimiento de nuestro compañero César Bona, que intenta convertir la educación en una metáfora de la vida, que busca una metodología que ayude a los alumnos a disfrutar de sus aprendizajes

Nuestra escuela ha sido testigo en varias ocasiones de ansias renovadoras, aunque pocas llegaron a consolidar metodologías diferentes. Desde aquellas apuestas pedagógicas de la Institución Libre de Enseñanza pasaron muchos años oscuros, demasiados. Durante ese tiempo la escuela se sustentó en el reglamento y en la enseñanza tradicional. Aún arrastramos hoy una parte de sus secuelas. Pero los primeros años del retorno democrático supusieron un salto cualitativo hacia el diseño de una educación obligatoria diferente. Surgieron los Movimientos de Renovación Pedagógica y la administración educativa empezó, con la Logse, a comprender que la formación permanente del profesorado era una exigencia pedagógica. Las ganas de innovar recorrían nuestras escuelas, aunque a veces nos llevaban a una especie de activismo, carente de la necesaria reflexión teórica sobre la finalidad de la práctica escolar y la nueva metodología.


En los cursos de formación, en las jornadas pedagógicas, se conocían nuevas experiencias que fluían por las aulas. Unas se centraban más en cuestiones organizativas, otras profundizaban en la consolidación del proyecto educativo, algunas se cuestionaban los modelos de enseñanza y aprendizaje. En general, todas gozaban de escaso reconocimiento institucional y no conseguían generalizar la crítica pedagógica en la educación aragonesa. Podía demasiado la norma, auxiliada por unos libros de texto tremendamente jerarquizados por los conceptos. Pocos profesores continuaron apostando por otra manera de enseñar. Los abatió la soledad.


Estos días asistimos al justo reconocimiento de nuestro compañero César Bona, que intenta convertir la educación en una metáfora de la vida, que busca una metodología que ayude a los alumnos a disfrutar de sus aprendizajes. A él, como a otros profesores que permanecen ocultos, habremos de dar las gracias por mantener la esperanza de que la escuela cambie. Frente a ellos, la enseñanza tradicional sigue predominando, al amparo de las leyes.