La 'internet de las cosas' carbura en Las Vegas

El coche conectado se convierte en uno de los protagonistas de la primera gran feria tecnológica de 2015.

Expositor de televisores en la Feria de Electrónica de Consumo celebrada en Las Vegas.
La 'internet de las cosas' carbura en Las Vegas
B. Pedersen/Efe

Cuando se cumplen ocho años de la puesta en juego del iPhone, el ingenio que disparó el gobierno de los ‘smartphones’, el gremio de la tecnología ya elucubra en cómo dar el empuje definitivo a la ‘internet de las cosas’. Ya no se trata de que el aparato del bolsillo permita acceder a la red en cualquier momento y lugar, sino que todo esté absolutamente conectado. Desde el termostato de casa hasta las ruedas del autobús que para frente al portal. El Consumer Electronics Show (CES) de Las Vegas, la feria más grande del mundo dedicada a la electrónica de consumo, se ha convertido en todo un alegato de esta revolución, que se espera genere en 2022 un negocio de 596.000 millones de euros.


En este certamen –celebrado a comienzos de año–, compañías de todo tamaño y nacionalidad mostraron sus propuestas en este campo. Junto a electrodomésticos, informática o televisiones –los tradicionales protagonistas de esta cita–, los fabricantes de automóviles han tenido un papel importante en el primer gran evento del año. Así, el presidente de Mercedes, Dietar Zetsche, protagonizó junto a BK Yoon, directivo de Samsung, la conferencia inaugural. Allí el mandamás de la factoría germana presentó el F015, algo más que un mero concepto de coche conectado.


Se trata de un vehículo que puede funcionar de manera autónoma, con un espacioso interior ocupado con cuatro butacas que se giran automáticamente cuando detectan que las puertas se han abierto para facilitar la entrada y la salida. El salpicadero se sustituye por una de las tantas pantallas que incluirá el automóvil, cuyo sistema reconocerá signos y órdenes vocales de los pasajeros. Los sensores salpicarán desde el parachoques hasta los faros delanteros y serán capaces de detectar un peatón que espera para cruzar y proyectar un paso de cebra sobre la calzada. "Será mucho más que un medio de transporte y se convertirá en un espacio de vida móvil", predijo Zetsche durante su discurso.


Por su parte, BMW llevó a la capital del juego un prototipo que se puede arrancar o aparcar desde un reloj inteligente o una tableta. Con un escueto "ven a recogerme" uno de los directivos de la casa consiguió ponerlo en marcha y que llegase hasta su posición. La compañía ha enseñado en CES interfaces gestuales o de voz, unos focos láser capaces de iluminar hasta 600 metros de distancia o luces traseras hechas de OLED, que permiten colores más brillantes y menos gasto de energía.


Toyota presumió de su Mirai 2016, un vehículo que funcionará con hidrógeno como combustible. Además, firmas como Parrot, LG, Sony o Samsung mostraron su intención de crear plataformas para manejar el coche del futuro más allá de Android o Apple Car. Tal es el efecto llamada de estas máquinas, que algunas marcas de procesadores empiezan a pensar por encima de móviles y ordenadores. Nvidia presentó Drive PX, una plataforma diseñada para procesar los múltiples datos que generen las señales, los radares y las cámaras de tráfico o incluso el resto de vehículos que estén en la carretera.


Ordenador de botón


A pesar de lo prometedor del coche conectado, la tecnología ‘vestible’ se ha erigido como la gran puerta de entrada al Internet de las Cosas. La pasada semana, Intel volvió a realizar un nuevo ejercicio de miniaturización y creó Curie, un ordenador del tamaño de un botón. Se trata de un minúsculo chip que incluye bluetooth, un módulo de batería, acelerómetro o giroscopio, entre otras cosas, y que está pensado para facilitar la entrada de nuevos desarrolladores a este sector.


La salud y el bienestar personal son las actividades donde más recorrido parecen tener de momento estos dispositivos. Se ha podido ver un cepillo que detecta los hábitos del usuario e informa a su dentista de posibles problemas, un chupete para bebés que hace las veces de termómetro y envía la temperatura al móvil de los padres, un cinturón para fomentar la actividad física o unas plantillas que miden calorías y distancia recorrida.