La semana de los santos barbudos

De San Victorián a San Sebastián suelen producirse los días más fríos del año, y cumpliendo con la tradición, las grandes nevadas ya han llegado al Pirineo

Paisaje nevado en los Llanos del Hospital, en Benasque, tras este primer temporal de enero.
La semana de los santos barbudos

La sabiduría popular nunca falla y ésta nos dice que hacia mediados de enero se producen los días más fríos del año. Es lo que llaman la Semana de los Santos Barbudos que arranca con San Victorián (el día 12) y acaba con San Sebastián (el 20), y entre medias están San Antón y San Blas. Unos santos que Aínsa celebra con hogueras y que este año han traído la nieve al Pirineo después de que Aragón soportara el otoño más caluroso desde que comenzaran a hacerse registros meteorológicos a finales del siglo XIX. Llega la nieve y lo hace para quedarse, porque esta primera nevada fuerte es el anticipo de nuevos frentes que pueden avanzar, también, una buena temporada de esquí y, por lo tanto, para nuestra economía, porque el sector de la nieve representa aproximadamente el 7% del PIB de Aragón.


El meteorólogo Francho Beltrán indica que "octubre batió récord de calor y diciembre ha sido en el Pirineo muy seco. En noviembre, aunque fue cálido, hubo precipitaciones que dejaron algo de nieve, pero hasta el pasado miércoles han sido casi inexistentes, con temperaturas anormalmente altas, como en diciembre". Unos días en los que se producían intensas nieblas en parte del valle del Ebro y muy especialmente en Zaragoza por la llamada ‘inversión térmica’, un fenómeno que es lo contrario a lo normal y lleva el frío a los valles y altas temperaturas a las montañas. De hecho, en las jornadas de más niebla en Zaragoza, Benasque daba la máxima alcanzando los 20 grados, como sucedió el pasado día 10, según los datos de Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Pero tambien en Torla (18,5), Aragüés del Puerto (18,6) o Canfranc (16,6). Temperaturas inusuales para esta época del año, pero no raras. "Otros años ha ocurrido esto, que ha nevado muy tarde o no ha nevado apenas –recuerda Francho Beltrán–, pero es cierto que hay una tendencia general a que se repita. ¿Por el cambio climático? Es algo complicado de responder. Nuestro clima es muy variable, y eso es lo que nos hace atractivos y vulnerables; es donde mejor se combina el agua y el sol".


Porque Aragón es territorio frontera entre la Europa fresca y lluviosa del oeste y los territorios secos del sur. "En unos kilómetros pasamos de la ‘España verde’ a la ‘España parda’ y en la transición se da una combinación de agua y sol que hace que sean paraísos naturales (como los cañones de Guara)", indica. Pero al mismo tiempo somos vulnerables. Un pequeño cambio en los patrones de lluvia nos puede generar una sequía tremenda. "Vivimos en el límite; en el filo de la navaja, dice. En Noruega, por ejemplo, si llueve un poco menos no pasa nada. A cambio, en nuestras comarcas cerealistas la frontera entre una gran cosecha o una situación catastrófica se cifra en 100 ó 200 litros por metro cuadrado al año arriba o abajo. Esto sería algo así como que te quiten 1.000 euros al mes".


Lo que está claro es que el clima tiende a calentarse poco a poco por efecto de cambio climático generando una variabilidad natural que produce efectos perversos: aumento significativo de las temperaturas (Benasque...) que hace que cada vez nieve menos y haya mas evaporación y, por lo tanto, menos recursos hídricos, y una mayor torrencialidad, por lo que la lluvia tiende a concentrarse en menos días.


Poco esquí


De momento, este pasado jueves entraba en los Pirineos un frente de nieve al que seguirán varios, con días de descanso entre medias, y se acabaron las nieblas, porque el aire frío es más pesado.


La llegada de la nieve permitirá impulsar la temporada de esquí que no tuvo un buen arranque. Cerler fue la única estación del Pirineo que abrió para el puente de la Constitución, una fecha estella, junto con Navidad, para el turismo blanco que ha visto cómo al comienzo de ésta temporada le faltaba nieve y le sobraba viento, aunque las estaciones turolenses, Javalambre y Valdelinares, abrieron a finales de año al 100%. Nevó los días 26 y 27 de diciembre y eso permitió abrir, aunque el viento obligó a su cierre varios días. A pesar de todo, atrajo a unos 240.000 esquiadores en Navidad, algo menos que en la de 2013, y solo en las estaciones de Aramón se acercaron 40.000 aficionados menos que el año pasado. Marta Iglesias, de Comunicación del grupo, destaca que "las estaciones oscenses pudieron llegar a Navidades con el 50% de la superficie esquiable en Cerler (más de 30 km) y llegar a los 40 km en Formigal, gracias al esfuerzo de todo el departamento de montaña y nieve artificial". En Astún, mientras, se superaron los 40.000 esquiadores.


Apesar de los problemas meteorológicos, desde las estaciones se hace un balance positivo, el mismo que desde la Asociación de Empresarios de la Jacetania, cuyo presidente, Pedro Marco, asegura que "no han sido unas Navidades buenas, pero tampoco desastrosas, y la falta de nieve anuló muchas reservas en los centros hoteleros, aunque esta zona es de muchas segundas residencias y estuvo animada". "La primera semana de año fue floja y la de Reyes se concentró en esa fecha. Ahora, confiamos en que la temporada fuerte comience, aunque las primeras semanas de enero siempre son flojas".