La descontaminación del lindano avanza en Bailín mientras siguen los problemas de abastecimiento

A los tres meses de la primera prohibición en dos pueblos, Marracos ha vuelto a quedarse sin agua.

El Gobierno de Aragón y la Confederación Hidrográfica del Ebro siguen trabajando en Bailín para tratar de atajar el grave episodio de contaminación por lindano en la cuenca del Gállego, a raíz del traslado, el pasado verano, de residuos de Inquinosa del viejo vertedero a la nueva celda de seguridad. Pero cuando se cumplen tres meses de la primera prohibición de beber del grifo, que afectó a Ardisa y Santa Eulalia, uno de los nueve pueblos afectados, Marracos, vuelve a estar sin agua de boca porque los niveles del pesticida en la red superan los permitidos.


El problema se reprodujo el viernes, después de que los vecinos ya pasaran más de un mes sin agua potable entre septiembre y octubre. Algo similar sucedió en Santa Eulalia hace una semanas, y eso pese a que tanto allí como en el resto de las que se suministran directa o indirectamente del río –otros 40 municipios que beben de La Sotonera han pasado a abastecerse del Cinca– se instalaron filtros de carbón para retener el lindano.


Fue una de las primeras medidas, junto con los desembalses de Búbal, La Peña y La Sotonera, para intentar diluir las concentraciones del pesticida. Las causas seguían sin estar claras, pero lo cierto es que las lluvias agravaban la situación, y finalmente la DGA –que no ha admitido la crisis de salud pública– reconoció el 22 de octubre que las masivas aportaciones del pesticida al barranco de Bailín, y de allí al Gállego, procedían de escorrentías incontroladas desde el viejo vertedero. Entonces la CHE ya le había requerido obras urgentes en ese punto, a la vista de que era el foco de contaminación.


Medio Ambiente inició una serie de actuaciones como la instalación de filtros, que ya funcionan, para crear una barrera que evite el paso del agua contaminada al río, un nuevo tanque de tormentas, la canalización definitiva de aguas limpias de la nueva celda (estará lista la próxima semana), arquetas para la captación de surgencias, una nueva celda para el envío de material contaminado o una depuradora más grande cuyas obras están pendientes de autorización. Además, este mes ha comenzado en colaboración con la Confederación la limpieza del fondo del barranco. Hasta ahora, han movilizado los lodos en unos 300 metros de los 800 del tramo afectado.


Con estas primeras medidas, la DGA considera que se está logrando controlar la contaminación, pese a los problemas que siguen surgiendo en las captaciones de los pueblos. De hecho, según los últimos análisis de la CHE, con datos del viernes, los niveles de lindano a lo largo del río son inferiores al límite de detección (0,015 microgramos por litro), muy por debajo del tope para el consumo humano. Asimismo, la DGA estudia crear un ramal en el barranco que desvíe las aguas de la parte limpia para llevarlas directamente al Gállego.

Petición a la Oficina de la ONU


Por otra parte, el grupo de CHA en el Ayuntamiento de Zaragoza pidió ayer que la Oficina del Agua de la ONU, con sede en la ciudad, se implique en el problema. Además, hoy presentarán en la Comisión de Medio Ambiente varias preguntas sobre la contaminación.