Fomento prevé retomar en marzo la mejora de la N-232 en Ráfales, en obras desde hace 20 años

La empresa adjudicataria del proyecto, Rover Alcisa, mantiene contactos para subcontratar los trabajos

Obras de fábrica para la mejora de la N-232 abandonadas a las afueras de Monroyo. la comarca
Fomento prevé retomar en marzo la mejora de la N-232 en Ráfales, en obras desde hace 20 años

El Ministerio de Fomento prevé reanudar el próximo mes de marzo las obras de mejora de la N-232 entre Ráfales y la provincia de Castellón, iniciadas hace veinte años pero inacabadas por problemas con las adjudicatarias, administrativos y presupuestarios. Las previsiones del Gobierno chocan con el escepticismo de los alcaldes afectados, que han invitado al subsecretario de Fomento, el aragonés Mario Garcés, a visitar el tramo pendiente de reforma.


El pasado verano se produjo el enésimo anuncio gubernamental sobre la N-232. A mediados de junio, el actual Ministro de Justicia y por entonces secretario de Estado de Infraestructuras, Rafael Catalá, confirmó en el Senado en respuesta a una pregunta del PAR que Fomento tenía previsto resolver el expediente y retomar las obras"en los próximos meses". Según ha podido saber HERALDO, Fomento ya ha llegado a un acuerdo con la empresa adjudicataria, Rover Alcisa, y tiene previsto comenzar las obras a finales de febrero o principios de marzo, cuando mejore la meteorología.


Para retomar los trabajos, Fomento ampliará los 6,8 millones de euros previstos en los Presupuestos del Estado de 2015 a más de diez puesto que con la partida actual la ejecución se volvería a parar en aproximadamente seis meses. Una de las incógnitas será conocer si es Rover Alcisa la que se encarga directamente de los trabajos o si subcontrata las obras.


Ingenieros de la adjudicataria estuvieron en Monroyo al comienzo del verano para valorar el estado del tramo abandonado y redactar un informe. En los últimos días, vecinos de la zona han vuelto a ver a representantes de la adjudicataria recorriendo el tramo paralizado.


Al ser preguntados por la reanudación de la obra, los alcaldes de la zona se muestran muy precavidos ya que llevan años escuchando"cantos de sirena" que se quedan en promesas incumplidas de gobiernos de todos los colores políticos."Una tomadura de pelo","pérdida de confianza" o"hasta que no vea las máquinas no me creo nada" son algunas de las afirmaciones de los alcaldes de los cuatro pueblos afectados por la paralización de las obras de la N-232 desde Ráfales, en el Matarraña, hasta el límite con la provincia de Castellón.


Torre de Arcas, Monroyo, La Cerollera y Ráfales llevan 20 años esperando que el Ministerio de Fomento, con gobiernos tanto de PP y PSOE, complete los 13,8 kilómetros pendientes. Están cansados de promesas incumplidas y de agravios. Por ello, ahora la premisa más repetida es"hasta que no lo vea no lo creo".


El primer edil de La Cerollera y senador socialista por Teruel, Antonio Arrufat, incidió en que los cuatro municipios han realizado numerosas gestiones en los últimos años con el objetivo de que se retomen las obras.

Invitación a Mario Garcés

Por su cargo en el Senado, Arrufat ha actuado de intermediario para invitar al subsecretario de Fomento, el jacetano Mario Garcés, a visitar la carretera. El alcalde de Torre de Arcas, Juan Antonio Estopiñán, afirmó que no tiene ninguna confianza en que se retomen las obras y el alcalde de Ráfales, Fernando Cavero, declaró que no creerá ningún anuncio hasta que no vea que comienzan los trabajos.


La N-232 vertebra el Cantábrico con el Mediterráneo, desde Santander hasta Vinaròs (Castellón). La reforma empezó con mal pie y se atascó entre Teruel y Castellón. La primera paralización de las obras se remonta a 1993 por problemas económicos de la adjudicataria. La polémica más grave se vivió a finales de 1997, cuando los propietarios expropiados se quejaron públicamente al descubrir que sus compensaciones económicas eran inferiores a las de los de Castellón. Pese a que el proyecto contaba para ese año con 9 millones de euros, Fomento paró las obras a causa de la polémica.