Sobre una superficie irregular, a tramos nevada y en otros embarrada o incluso arenosa, las carreras se sucedieron bajo un sol que pocos se esperaban. Los 1.300 metros de altura de la estación de Borovets, al sur de la ciudad búlgara de Samokov, fueron un condicionante añadido en esta edición del Europeo de campo a través, que ofreció un buen espectáculo. La delegación española regresa sin ningún oro (Bezabeh no pudo reeditar el metal dorado del año pasado), pero el atletismo aragonés tiene un nuevo símbolo al que seguir muy de cerca: Carlos Mayo.

El fondista, que paró el cronómetro en 20 minutos y 22 segundos al término de los 4.971 metros de su recorrido, corrió de forma muy inteligente, siempre tirando en los puestos cabeceros. "Conocía a mi máximo rival, Crippa, que ha ganado. Me he puesto detrás y he ido muy cómodo en las primeras vueltas. He aguantado el ritmo y las sensaciones eran muy buenas", explicaba. Mayo, Crippa y el ruso Novikov se escapaban en cabeza hasta que este último rompió el ritmo por error: creyó adentrarse en la última vuelta y tiró de forma infernal. Se descolgó de Crippa y este, a su vez, de Mayo. Cuando el ruso pretendió a meta y se dio cuenta de que quedaba un giro más, se desfondó. El aragonés aprovechó esta circunstancia para dar el resto y conquistó un éxito sin precedentes, por detrás de Crippa y por delante del turco Said Ettaqy. "Estoy desbordado de felicitaciones y tengo unas ganas tremendas de volver a casa y celebrarlo con los míos", confesaba el pupilo de José Luis Mareca tras su gesta. Su actuación fue clave para que el combinado español se subiera también al segundo puesto en la clasificación por equipos.

Instantes después, la otra gran esperanza aragonesa, Toni Abadía –también entrenado por Mareca– comenzaba su participación en la categoría sénior. El objetivo era solo revalidar el oro por equipos conseguido en 2013, dado el gran nivel de los nacionalizados para optar a una medalla individual. "He decidido salir a arriesgar. Me he movido en la primera parte de la carrera entre el quinto y el octavo puesto, aunque a falta de tres vueltas he empezado a notar falta de oxígeno. He tenido que levantar el pie y he cedido. Al final, sabiendo que había que puntuar para el equipo y sufriendo muchísimo, he conseguido un duodécimo lugar que es positivo", analiza Abadía, que entró en meta con un tiempo de 33:24. Junto a Bezabeh, Marhum, Aláiz, Mateo y Fernández se colgó la plata grupal, mismo metal que obtuvieron las féminas sénior, lideradas por Iris Fuentes.

En el resto de representación aragonesa, Cristina Espejo debutó en la categoría promesas y finalizó en el puesto 36. La montisonense, que paró el cronómetro en 24:25, fue la segunda mejor española por detrás de Blanca Fernández. Por su parte, Jaime Escriche (Simply Scorpio 71) finalizó en la sub 23 masculina en el 35º (26:38), mientras que Víctor Puyuelo (Atlético Oroel) terminó su participación en el 42º (26:59). El equipo nacional masculino en esta clasificación acabó quinto.