Demasiado castigo

¿Cómo explicar, a la luz del 8-1, que los azulgranas tuvieron una puesta en escena más que digna? ¿Que empezaron mandando y que Esnáider dispuso de dos ocasiones clarísimas, la segunda al palo? El Barça aplastó al Huesca porque es mucho mejor. Está claro. Acudiendo al detalle, los aragoneses visitaron el coliseo blaugrana en el peor momento, con los locales acechados por las dudas tras el empate a nada de Getafe y una Liga que se escapa. Pagaron los platos rotos, y de qué manera, pese a la postrera celebración con Gaspar Gálvez.

Cinco goles en 45 minutos, tres más tras el receso, y un conjunto oscense al que se le vieron las costuras de un once repleto de jugadores poco habituales. Tevenet, con buen criterio, reservó a varios futbolistas para las batallas de Segunda B. Con Camacho y Guillem lesionados, solo repitieron dos jugadores respecto al once que le metió seis al Trival Valderas: Dani Jiménez y Gaspar. De los intocables, Carlos David, Manolo y Esnáider. Antonio, Scardina, Lucas (que hace dos semanas jugaba con el Almudévar en Tercera), Sosa, Bernal, Cabezas, José Gaspar o Ramón recibieron un premio que conforme avanzó la noche se convirtió en un mal sueño.

Todo hay que relativizarlo, y ellos se quedarán con lo bueno. Con el calor de 700 aficionados en las gradas y con las fotos y vídeos que se hicieron. También saborearon siete minutos muy buenos. El Huesca, sin nada que perder con el 0-4 del Alcoraz, volvió a tener enfrente un Barça de circunstancias, sí, pero con Iniesta y Pedro y la suma de Mascherano en la defensa. No se dejó impresionar. Plantó dos líneas de cuatro y Tevenet dio libertad a Cabezas para asociarse como segundo punta. Una cabalgada del cordobés en la derecha la remató Esnáider en el 3 solo y con tiempo para decidir dónde colocarla. Fuera. Dos minutos después, Sosa le puso un centro preciso que se topó con la madera izquierda de Masip.

Ver para creer. Más brillante que hace dos semanas. El Huesca espesaba la zona de creación de los de Luis Enrique y salía a la contra con soltura. Poco duró. Es un equipo cansado, con unas últimas semanas muy exigentes, y se convirtió en una víctima propiciatoria del Barça. En cuanto los espacios se ampliaron y los hombres llegaron más tarde que los dioses los locales hicieron trizas a los aragoneses. Del monólogo inerte se pasó a la saña. Pedro, Sergi Roberto y Bartra advirtieron de la que se avecinaba.

El primer cortocircuito entre la medular y la zaga lo provocó Munir en el 19, que corrió con libertad y sirvió el 1-0 en bandeja a un Pedro que cabeceó en plancha a la escuadra. Fueron 25 minutos de furia. Antonio no pudo cortar un pase interior de Iniesta a Pedro, que se la cruzó a Dani Jiménez. Montoya habilitó a un Sergi Roberto que no suele marcar en el tercero. En pleno desorden, Cabezas y Bernal lo intentaron mientras caían el cuarto de Iniesta, que en este periodo disfrutó e hizo disfrutar, y otro de Pedro. El planteamiento no merecía este nudo ni semejante desenlace.

Luis Enrique dejó en el vestuario al manchego y el canario, cumplidores, por Douglas y Sandro para anunciar un segundo acto de perfil bajo y con una clara merma de talento durante el que el Camp Nou hizo la ola. Esnáider reclamó un penalti y en el otro área Montoya, Sandro y Adriano persiguieron el sexto. El Huesca tapó agujeros mientras el Camp Nou pedía más.

Navegaron en la corrección hasta que Adriano, Adama y Sandro rompieron el protocolo con tantos que solo quitaron aún más sentido al formato de la Copa del Rey a dos encuentros y la resolución en la cabaña de la bruja. Se trataba de repartir regalos y esfuerzos. El técnico dejó paso a Ramón Murillo y Gaspar hizo el gol de la honrilla al saque de un córner en el minuto 85. Aplaudido. Fue una diferencia cósmica, que casi hizo olvidar el posible 0-1 del hispanoargentino y no debe obviar que el Huesca camina líder en su grupo y que en mayo se jugará la temporada.