Detenido por atracar y retener a su víctima con una pistola a la salida de un bar de copas

El hombre, que ayer ingresó en prisión, intentó disparar contra los policías. Afortundamente el arma se encasquilló.

La víctima se refugió en el café-bar Bendita Ruina, en el Coso Bajo, que a esa hora estaba abierto.
Detenido por atracar y retener a su víctima con una pistola a la salida de un bar de copas
R. Gobantes

"Llama a la policía.Me han quitado el móvil y me han amenazado con una pistola". Fue lo que dijo un hombre de unos 35 años cuando en la madrugada de ayer entró en el café-bar Bendita Ruina del Coso Bajo de Huesca tras zafarse de un atracador que lo mantuvo retenido durante una hora. El agresor, de 43 años y con antecedentes por otros robos con violencia y tráfico de drogas, ingresó ayer en prisión por los delitos de robo con violencia y tenencia ilícita de armas. Intentó disparar contra los agentes pero, afortunadamente, el arma se encasquilló. Dos policías resultaron heridos leves al forcejear con él para reducirlo.


Los hechos se iniciaron hacia las dos de la mañana de ayer. A esa hora, el detenido sorprendió a su víctima a la salida de un bar de copas de la plaza Alfonso el Batallador, en el centro de la ciudad. A punta de pistola, exigió a la víctima el pago de una vieja deuda, según la información facilitada por la Policía Nacional. Las mismas fuentes indicaron que llegó a registrarle la ropa en busca de los objetos de valor que llevara, consiguiendo quitarle un ‘pendrive’ y un teléfono móvil.


Como no le encontró dinero, el presunto asaltante obligó al hombre a dirigirse hasta su domicilio y se colocó detrás de él empuñando una pistola que tenía oculta en su chaqueta. Así fueron caminando desde la plaza de Alfonso el Batallador por la travesía de los Monteros, la calle de San Lorenzo, la plaza de los Urreas y la calle Azlor, por la que llegaron hasta el Coso Bajo.


Al verse en esta vía, más amplia, la víctima aceleró sus pasos, le dijo al atracador "si me has de disparar hazlo ya" y aprovechó para entrar en el Bendita Ruina, que todavía permanecía abierto, relata el comunicado de la Policía. Desde la puerta, el otro le gritó "¡como no me pagues, verás lo que te pasará!" para después acceder al local, golpearle en la barbilla y emprender la huida hacia el paseo de Ramón y Cajal.


Fue entonces cuando el agredido pidió ayuda al camarero para llamar a la Policía. El empleado le dijo al dueño del café-bar que un hombre, que decía que le habían robado y amenazado con una pistola, pedía un teléfono para llamar a los agentes. "Llamé al 092, la Policía Local, le dejé el móvil y le dije al camarero que cuando terminara me lo devolviera", explicó ayer Miguel Ollés, propietario del Bendita Ruina. Según Ollés, el chico tenía miedo de ir solo a su casa, pero "no parecía nervioso ni excitado mientras contaba lo que le había pasado".


En esa llamada se advirtió a los policías de que el atracador iba armado, por lo que debían extremar las precauciones. La Policía Local, que alertó a su vez a la Policía Nacional, llegó al bar, controló los accesos y constató que el atracador no estaba allí. Fue la propia víctima la que facilitó las descripción e incluso el nombre del asaltante.


Una dotación de la Policía Nacional lo localizó mientras caminaba por el paseo de Ramón y Cajal y, con la colaboración de la Policía Local, le dieron el alto. El hombre hizo ademán de sacar el arma del bolsillo por lo que los agentes tuvieron que reducirlo y dos de ellos, uno de cada cuerpo, resultaron heridos leves.


El detenido portaba un arma detonadora modificada para disparar munición real y un cuchillo táctico. Tras analizar la pistola, se comprobó que el proyectil de la recámara había sido percutido dos veces pero no había detonado ni explotado en su interior, lo que podía haber tenido consecuencias fatales. Los policías nacionales, ante la advertencia, realizaron este servicio con chalecos antibalas.


El supuesto atracador fue detenido en Huesca el pasado marzo por tráfico de drogas con una pistola que cogió en casa de una guardia civil destinada en la capital oscense, a la que se abrió un expediente tras reconocer que este había estado en su casa pero negando haberle entregado el arma.