Ningún niño sin sonrisa

En Aragón hay más de tres Reyes Magos, en realidad son muchos los que hacen de cuarto monarca y se encargan de recoger, comprar y arreglar juguetes para que ningún pequeño se quede sin regalo la mañana del 6 de enero.

En las Cuencas Mineras. Jóvenes en Utrillas.  Hasta 40 chavales participan en la Cabalgata Solidaria de Utrillas, en la comarca de las Cuencas Mineras de Teruel.
Ningún niño sin sonrisa

El cuarto Rey Mago vive en el barrio de La Romareda, en Zaragoza. Y se llama Ángel Hernández. Se unió a Melchor, Gaspar y Baltasar en la Navidad de 2013, cuando decidió recolectar por su cuenta juguetes para los niños más desfavorecidos, dos camionetas enteras que entregó a la asociación Amasol y con la que regaló una de las mejores Navidades que recuerdan esos niños. "Fue un impulso, más bien por la rabia que por otra cosa. Yo había acudido al punto limpio a reciclar y allí vi a una chica que pedía que alguien le regalase un juguete que fuesen a tirar. No era para ella, sino para unos conocidos que no tenían trabajo y no podían comprar ni un regalo para sus hijos. Sentí una rabia y una desazón tremenda, la idea de que un solo niño tuviera que pasar el día de Reyes sin regalo por culpa de la crisis. Así que vine al bar y lo comenté con los amigos". Se refiere al bar Zaia, en el mercado de la Hípica, en La Romareda. Lo regenta Jesús Padilla, que sintió la misma pena que Hernández al escuchar la historia. "Ángel decidió recoger todos los juguetes que pudiera y encontrar a familias que los necesitaran. Y le cedí el bar sin problema: preparamos carteles, corrimos la voz... y muchísimos vecinos del barrio empezaron a traer sus cosas. Unos llegaron cargados con los juguetes viejos de sus hijos, otros compraron cosas nuevas. Incluso traían ropa de niño, todo era ayudar a las familias. Al final, nos sentimos desbordados, teníamos muchísimos más de lo que esperábamos", recuerda Jesús Padilla. Fueron unos 300 juguetes que metieron como pudieron en dos furgonetas y que llevaron a la Asociación de Madres Solas, (Amasol), donde se quedaron con la boca abierta ante un gesto de tan buena voluntad.


Existen en Aragón un buen puñado de Reyes ‘Majos’, personas y asociaciones que tienen un lema en Navidad, que ningún niño quede sin sonrisa. Los hay como Hernández que se mueven por cuenta propia. Otros, como la Cruz Blanca de Huesca, lo hacen con una eficaz red de voluntarios. También será este el segundo año que entreguen cientos de juguetes a los niños oscenses, tras la fantástica experiencia de la pasada Navidad. "Siempre hemos dicho que cualquier cosa puede suceder en Navidad, y estos días que hemos vivido en la Casa Familiar San Lorenzo de Cruz Blanca son buena prueba de ello", asegura Alejandro Gurría, desde Huesca. "Ha sido un mes intenso seleccionando juguetes, limpiándolos y empaquetándolos... pero todo el trabajo invertido por el voluntariado ha tenido su recompensa, cuando se han montado los estantes con casi un millar de juguetes a la espera de llegar a los niños". Y en números la campaña de este año de Cruz Blanca es un éxito: se entregarán finalmente 880 juguetes, que irán a parar a manos de 337 niños del área de Huesca. Los hay de primera y de segunda mano, donados por particulares pero también de otras entidades como la Residencia Ciudad de Huesca, asociaciones de consumidores, subdelegación de Gobierno de Huesca, los centros de la Mutua de Accidentes de Zaragoza (MAZ) de Barbastro, Binéfar, Fraga y Monzón, así como de clubes deportivos como el club de baloncesto Peñas de Huesca. "El lema es ‘Un juguete, una sonrisa’, y es muy simbólico, porque las personas que venían a recoger sus juguetes nos hacían partícipes de su ilusión, de su agradecimiento, de la felicidad que van a sentir los más pequeños cuando reciban sus regalos".


Cabalgata solidaria


En Utrillas (Teruel), la iniciativa es totalmente juvenil. Desde hace ya cinco años tiene lugar la Cabalgata Solidaria de las Cuencas Mineras, y fue idea de la Asociación Juvenil Minas Rock, que moviliza a jóvenes de la comarca para realizar actividades solidarias como es esta cabalgata, un aula proderechos humanos o una mesa de información sobre drogodependencias. "Cuando se presentó el proyecto hace cinco años el departamento de Juventud de Cuencas Mineras dio todo su apoyo, y en este tiempo han participado ya decenas de chavales de entre 12 y 18 años, que invierten su tiempo de vacaciones para recoger y preparar los juguetes", explica Antonio Rodríguez, técnico comarcal de Juventud. Este año han sido unos 40, y entre ellos está David Belenguer, estudiante de 15 años. "Empecé a participar con 11 años, en Utrillas ya es una tradición. Estamos todos deseando juntarnos y empezar a preparar los juguetes. Sabes que estás haciendo algo por los niños, pero también por ti mismo.

Es una manera de disfrutar de la Navidad". Está el placer de recogerlos, pero también de arreglarlos y dejarlos en perfecto estado. Este año se ha recogido hasta un centenar de juguetes, en la mayoría nuevos, que serán entregados a las familias que los Servicios Sociales creen que los necesitan. "La Cabalgata Solidaria de las Cuencas Mineras ya se ha convertido en un acto esperado por los ciudadanos, toda la comarca valora el esfuerzo que ponen los chavales y saben que su donación irá a parar a quien más lo necesite", señala Antonio Rodríguez.


Este año, además, se ha vivido en La Romareda una historia emotiva. El cuarto Rey Mago, Ángel Hernández, ha cosechado con creces todos los favores sembrados tiempo atrás. "El pasado mes de agosto tuve un accidente muy grave con la moto, de hecho durante media hora creyeron que no saldría con vida. Estuve mucho tiempo en el hospital, y la rehabilitación está siendo muy dura". Ángel todavía camina con muletas, aunque no falta a su cita diaria en el bar Zaia para charlar con su amigo Jesús Padilla. "¿Qué pasa este año con los juguetes, Ángel?", le preguntó Jesús en otoño, y la respuesta fue bastante desanimada. "No tenía fuerzas para ponerme a recoger y arreglar, así que dije que este año no haría nada". Con lo que no contaba Ángel era con el buen corazón de sus vecinos, que sin esperar a que aparecieran los carteles empezaron a llevar de nuevo juguetes y ropa al bar de la calle Violante de Hungría. "Empezamos a recibir tantas cosas, que nos tuvimos que plantear la decisión. Pero Ángel se veía muy apurado, por la rehabilitación y las muletas. Pero nosotros le dijimos que no se preocupara, que el esfuerzo iba a correr por nuestra cuenta". Este ‘milagro navideño’ supone que otra vez se cargará la furgoneta con regalos para entregar a Amasol, y que los niños disfrutarán de nuevo con sus juguetes el día de Reyes. "Es un ‘milagro’ justo porque Ángel ayuda mucho, y desde hace muchos años –opina su amigo Jesús–. Y es de recibo que ahora le devolvamos todos el favor. Desde hace años es voluntario de la Asociación de Ayuda en Carretera y dos años ha trabajado en la campaña de recogida de alimentos".


De ida y vuelta


Ahora, en mitad de una dura rehabilitación, Ángel reconoce que se ha sentido muy querido por los vecinos. "No ha habido día en que me sintiera solo en el hospital, cuando no venía uno de visita era otro. Y cuando salí, me sentí también muy arropado. Todos se interesaban, me ofrecían su ayuda... Esta sorpresa navideña, con los vecinos viniendo con más y más regalos, con ropa... ha sido el final feliz que nadie esperaba".


Pero a Jesús Padilla la experiencia le ha dado mucho que pensar. "Creemos que para ayudar a los demás tenemos que formar parte de alguna asociación, o algo así. Eso frena a mucha gente, que no quiere apuntarse y tener que comprometerse durante meses o años. Pero no tiene que ser así, si uno quiere ayudar lo puede hacer por su cuenta, como hizo Ángel. Él sintió el deseo de reunir esos juguetes y luego ya cuando los tuvimos aquí decidimos a qué asociación dárselos". Jesús considera que "siempre hay ganas de ayudar. Casi todas las personas guardan un sentimiento bueno en su interior y solo hace falta ese pequeño empujón. Si supiésemos cómo animar a la gente a ser buena y liberar ese deseo, resolveríamos muchos problemas en el mundo".